¿Un mundo sinocéntrico?
China busca convertirse en el nuevo centro del mundo, en la potencia mundial de referencia; es por ello que está llevando a cabo una importante expansión económica y cultural
Recuerdo una mañana de frío en Pekín que fui a visitar uno de los templos mas representativos de la cultura China, el Templo del Cielo, ... tratando de comprender la cosmogonía china. En la época imperial era un espacio de oración y acción de gracias a la divinidad; todo el conjunto de espacios, edificios, árboles y cualesquiera elementos es pura simbología. Destacaba sobre todo la soberbia construcción en madera del 'Templo de Acción de Gracias por las Cosechas', donde acudían los emperadores a realizar su ceremonial, pero a mí me llamó más la atención el 'altar circular', una construcción ritual al aire libre, en cuyo centro hay una piedra circular que simboliza el centro de noveno cielo y que los chinos dicen que se consideraba el centro del mundo, por lo que no dudé en ocuparla unos instantes, pero en el fondo no dejaba de pensar que para los chinos su territorio fue el centro del mundo hasta el inicio del mundo contemporáneo.
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Hoy China busca convertirse en el nuevo centro del mundo, en la potencia mundial de referencia; es por ello que está llevando a cabo una importante expansión económica y cultural en Europa, Asia, África, América y Oceanía, aprovechando todos y cada uno de los nichos de penetración posibles y utilizando mecanismos diferenciados que van desde ayudas al desarrollo, la cooperación tecnológica, comercial o geoestratégica; todo ello explicitándose en la construcción de infraestructuras de comunicación, posibilitando implantaciones tecnológicas o convirtiéndose en socios preferentes en la demanda de materiales estratégicos y productos alimenticios que les garanticen su independencia energética y alimentaria.
En estos días se ha celebrado el XX Congreso del Partido Comunista Chino, un hito que definirá toda la estructura del poder en China y el marco de su política interior y exterior. Pese a la distancia las decisiones que se tomen, de alguna manera, van a repercutir en nuestro entorno próximo. Por ejemplo, el continuar con la política de 'Covid 0', independientemente de sus implicaciones internas, puede suponer una ventaja de oportunidad al desacelerar la producción de China y generar nuevas oportunidades a los países industrializados mientras que a los que no lo son les afectará negativamente. También toda la política de desarrollo de infraestructuras en terceros países, dentro del macro proyecto de la 'Ruta de la Seda', van a ser revisadas y pueden verse ralentizados por lo que surgirían oportunidades nuevas en este sector.
Lo que realmente se percibe como riesgo es la política con respecto a Taiwán, que debe estar anexionada a China en el 2049, pese a quien pese, a lo que hay que añadir la propuesta del PCCH sobre la «nueva gobernanza mundial» que, como algunos analistas sugieren, pueden dar origen a lo que se conoce en politología como la 'trampa de Tucídides', que definiera T. Allison en 2012 y que considera que hay una aparente tendencia a la guerra cuando una potencia emergente trata de sustituir a otra ya consolidada ¿Otro frente más?
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Es preocupante que, la política nacional, no valores esta realidad para adoptar estrategias de desarrollo económico que puedan ser oportunidades de futuro y se objetive en multiplicar sin sentido el gasto público ineficiente, asfixiando con ello al sector productivo con capacidad de reinventarse ante los retos de futuro… mientras la ministra Montero legislando sobre los palomos y Feijòo noqueando a Sánchez en el Senado. Pienso en Cecilia y 'Mi querida España'.
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