La inquisición del resentimiento
«Rubiales tiene una larga lista de irregularidades, por no llamarlo de otra manera, que tendríanque haberlo llevado a su casa hace muchos años»
Marcial Vázquez
Politólogo
Jueves, 31 de agosto 2023, 23:04
Nunca he sentido una especial curiosidad por la filosofía, más allá de la base común que nos hacían estudiar en el instituto. No hace mucho ... pude leer un artículo sobre Nietzsche y su moral del resentimiento, un concepto bastante espeso intelectualmente y lioso desde el punto de vista gramatical, pero del que me quedé con el título principal para aplicarlo a mi filosofía política. Me refiero a lo de la moral del resentimiento, que es directamente aplicable al burka de pensamiento, palabra, obra u omisión que desea imponernos esa izquierda empeñada en llamarse progresista y que solo busca constituirse en inquisición.
Porque la izquierda surgida de ese virus mortal antidemocrático llamado 15M se alimenta del malestar, del rencor, del resentimiento y de un totalitarismo, por ahora, descafeinado por la todavía resistencia de la 'vieja' democracia liberal. Lo que representa Pedro Tramp y la ridícula Yolanda es un movimiento involucionista que ni es democrático ni es liberal. Pero la etiqueta del 'progresismo' sigue teniendo muy buena fama en este país de países, que no desea conocer a los políticos por sus hechos sino por sus mentiras- de ahí que tengamos a cientos de miles de ciudadanos votando a quien les miente mejor- y que cuenta con la ayuda inestimable de esa derecha beata y taurina que huele a falange y que admira a Hungría y Polonia.
El caso Rubiales es un ejemplo casi insuperable del estado de manipulación estalinista en el que nos han metido a todos los españoles esa entente mediática-política que constituye la inquisición nacional- perdón, estatal- del progresismo, cuya religión laica quieren convertir en una tarea obligatoria de todo ciudadano que busque ser virtuoso y respetable. La laicidad en España es muy distinta a la de Francia; aquí se busca ser laico porque pretenden hacer obligatoria la religión del progresismo. Y toda religión sectaria necesita un brazo armado que es la inquisición.
Rubiales tiene una larga lista de irregularidades, por no llamarlo de otra manera, que tendrían que haberlo llevado a su casa hace muchos años. Aun así, su comportamiento de orangután sin ningún tipo de educación en el palco y en el campo durante la final, sería motivo necesario para el cese de su cargo. La cuestión, empero, es otra distinta, porque el ex presidente del fútbol español se ha convertido en ese símbolo tan buscado y deseado por el feminismo radical para organizarse su campaña autóctona del metoo, señalando incluso a políticos o deportistas que no se han querido pronunciar sobre «la agresión sexual» de Rubiales.
Aquí el proceso es integral: o quemas en la pira de la moral neopuritana a Rubiales, o entonces es que defiendes a los agresores sexuales. No existen matices algunos, ni siquiera de interpretación a la luz de diversos videos posteriores de la celebración entre las propias jugadoras de la selección. No se trata de buscar justicia, sino de imponer una especie de venganza donde se exige ni pensar, ni mirar, ni escuchar, ni sentir. Y esto es un precedente muy peligroso donde la inquisición progresista busca testar el estado de debilidad de la sociedad española.
Llegados a este punto, poco se ha hablado de la actuación de Iceta en la rueda de prensa, donde explicaba que en la India están preocupados por el caso Rubiales y cómo su homóloga alemana le preguntaba si ya había hecho algo el gobierno español. Posiblemente incluso Putin esté en Moscú enganchado a este proceso «de dimensiones globales», según el ministro. Creo que muy poca gente duda a estas alturas de la clase de personaje que es Rubiales, pero hace ya días que no estamos hablando de esto, sino de otra cosa mucho más peligrosa.
¿Tienes una suscripción? Inicia sesión