Deuda Pública Española y el mundo de hoy
Manuel Vizcaíno Alcalá
Sábado, 12 de abril 2025, 00:23
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Manuel Vizcaíno Alcalá
Sábado, 12 de abril 2025, 00:23
En los últimos meses los medios de comunicación señalan, casi a diario, la condonación de un porcentaje de la deuda de las comunidades autónomas por ... el Estado, resaltando los motivos políticos que la impulsan. Días pasados anuncian el rechazo de la comunidad autónoma de Andalucía por parte de la consejera del ramo a la ministra de economía.
Eludo entrar en el tema político que mueve esa condonación. Solo me mueve, digamos, el interés como español preocupado por la deuda nacional en su conjunto: estado, comunidades autónomas y ayuntamientos.
La deuda pública española en Enero pasado alcanzó 1,63 billones de euros, de los que 335.302 millones corresponden a las comunidades autónomas y 22.284 millones a los ayuntamientos. Si el PIB –producto interior bruto– en 2024 fue de 1,59 billones el saldo negativo es de 0,13 billones.
El Fondo Monetario Internacional establece que dicho índice (PIB) mide el valor monetario de los bienes y servicios que son comprados por el usuario final y producidos por un país en un período de tiempo determinado, en nuestro caso el valor monetario que consumimos los españoles en un año; alimentación, vivienda, sanidad, infraestructuras, seguridad…
La deuda contraída está compuesta de dos sumandos: el principal y los intereses. Estos últimos ascendieron el pasado 2024 a 41.000 millones de euros.
La condonación de la deuda, denominada 'quita', de prosperar, ascendería a 88.000 millones de euros; si se beneficiaba solo Cataluña sería de 17.000 millones, mas esta 'quita' no rebaja la deuda nacional sino que la transfiere al Estado, o sea, de un casillero a otro, con lo que conserva su importe y que al final saldaremos todos los españoles con impuestos.
La situación de Europa derivada de la guerra de Ucrania y la presión de Estados Unidos obligan a los estados miembros de la Comunidad Europea a dedicar el 3% del PIB al denominado 'rearme europeo' y que en nuestro caso, con los datos del pasado año, ascendería a 47.000 millones de euros.
Por su magnitud, la suma de intereses, quita –solo Cataluña– y rearme, es de 105.000 millones de euros, cantidad que aturde a cualquiera y se explica la inquietud de todos los españoles ante el horizonte económico-financiero nacional, pues somos nosotros, todos, los que cargaremos con el importe del endeudamiento.
Que la deuda es una 'gangrena' que corroe a un país y le hace 'cambiar de vía' se ilustra con dos ejemplos. La Revolución francesa de 1789 y la irrupción de Nacionalsocialismo en Alemania en 1933.
El historiador francés Albert Soboul, en su brillante libro 'La Revolución Francesa', describe las causas que la impulsaron, entre otras el déficit monetario. Las finanzas en la Francia del Monarca Luis XVI, con un déficit crónico ya en 1788, se agravan por su ayuda a la independencia de los Estados Unidos estimadas 2.500 millones de libras alcanzando los 5.000 millones en 1789. Los impuestos son insoportables y no hay posibilidad de nuevos empréstitos. La aristocracia, nobleza y clero, no están dispuestos a ser gravados y el peso lo ha de soportar el Tercer Estado aquel que Sièyes se pregunta y responde: «¿Qué es el Tercer Estado? Todo. ¿Qué ha sido hasta ahora? Nada. ¿Qué pide? Llegar a ser algo».
El resultado: Caída de la Monarquía
El segundo es el Tratado de Versalles de 1919 al final de la primera guerra mundial y que entró en vigor Enero de 1920. Desaparece la monarquía alemana y la sustituye la república de Weimar. Entre las disposiciones del Tratado figuran las indemnizaciones a q ue ha de hacer Alemania a las potencias vencedoras por los daños ocasionados, especialmente Francia y Bélgica. El economista británico John Maynard Keynes califica el Tratado como 'una paz cartaginesa' por la dureza de los términos y que hábilmente utilizados por el Nacionalsocialismo culminan con su llegada al poder en 1933 cuya evolución y final es conocido.
Tanto Adenauer como Ludwig Erhard, cancilleres ambos de la Alemania occidental, sentenciaban, que los gobiernos no los derrumban los errores ideológicos o políticos sino la incapacidad en la gestión económica.
Un caso cercano en el tiempo y geográfico es el del pueblo de Burguillos en la provincia de Sevilla. Dicho municipio de 7000 habitantes arrastra una deuda de 27 millones de euros con entidades bancarias y cuyo aval son propiedades municipales. Dicha deuda es adquirida por un fondo norteamericano de los llamados 'buitre' y que intentará ejecutar pese al dolor e indignación de los vecinos de Burguillos.
Una economía doméstica difiere solo en magnitud a una economía nacional. Una familia, consciente de sus recursos monetarios actuales y futuros, adapta su nivel de vida a los mismos e intentará y adoptará los medios de que dispone con el fin no superar los gastos a los ingresos. Es cierto que pueden producirse situaciones no esperadas y que obligarán acudir al préstamo y hacer una nueva planificación para saldar la deuda y seguir viviendo, aún prescindiendo de alguna comodidad o bien.
Cada cuatro años, por deber y responsabilidad, acudimos a las urnas para votar al gobierno de la nación, de la autonomía o del municipio. Una vez elegidos los dirigentes respectivos, automáticamente se convierten en 'nuestros padres' nacionales, autonómicos y municipales ya que son los administradores de los recursos dinerarios que depositamos en sus manos para su gestión y por ello se les compensa material y honoríficamente y es imperdonable que para saldar el dispendio en que incurren, en bastantes ocasiones, haya que saldarlo necesariamente mediante impuestos, muchas veces injustificados, además de excesivos, a todos los españoles.
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