¿Una victoria de Rusia?
No resulta ya imaginable una ocupación del país o el inmediato desmantelamiento del sistema político de Ucrania
Manuel Montero
Jueves, 29 de febrero 2024, 23:08
Los analistas comienzan a pensar que está próxima la derrota de Ucrania. Que la guerra la ganará Rusia, acontecimiento que tendrá trascendencia histórica y que ... quizás esté a la vuelta de la esquina.
Esto implica redefinir qué es para Rusia ganar la guerra. No resulta ya imaginable una ocupación del país o el inmediato desmantelamiento del sistema político de Ucrania y su subordinación al Kremlin, como quizás pretendía en un principio. Pero sí un resultado que coincida con las aspiraciones de Putin de reconstruir el imperio ruso, con la subordinación de las antiguas repúblicas soviéticas, resignándose sólo (de momento) a la pérdida de los países bálticos, integrados en la UE y la OTAN. En realidad, la dependencia de las otras once repúblicas que con Rusia comprendían la URSS es casi completa. Solo faltaría Ucrania.
Por eso es posible la victoria de Putin, si Ucrania se ve forzada a algún acuerdo tras el que Crimea –que ya es de facto parte de Rusia– y su parte oriental quedan bajo dominio ruso, con un estatus jurídico u otro. Una Ucrania que habría tenido que aceptar tal desmantelamiento territorial quedaría como un país de dimensiones más reducidas, quizás comprometido a no entrar en la OTAN y la UE, abocado a medio plazo a convertirse en estado títere de Rusia por el abandono occidental.
No es imposible esta evolución. Ucrania está sosteniendo eficazmente la guerra gracias a los apoyos económicos occidentales, de los que dependen armas y municiones, pero sobre todo los que le llegan de Estados Unidos. Estos últimos son los que le pueden fallar. La razón: la animadversión de parte de los republicanos a Ucrania y la amistosa relación de Trump con Putin. La primera arranca de las pésimas relaciones de Trump con Zelensky, que se negó en su día a participar en una operación que desprestigiaría al hijo de Biden por presuntas relaciones ilegales en la zona. Y la admiración por Rusia proviene del convencimiento de los más conservadores de que Putin gobierna ateniéndose a valores morales y patrióticas.
Al parecer, muchos republicanos pretenden que Estados Unidos presione a Ucrania para que llegue a un acuerdo de paz, incluso si esto supone perder territorio. La formación de un gobierno de salvación nacional, que sustituya al de Zelensky, sería un primer paso para esa especie paz y el desmantelamiento del país.
Si gana Trump las próximas elecciones presidenciales, la situación de Ucrania daría un vuelco, al perder las ayudas norteamericanas sin las que es inviable mantener la guerra. Y la crítica republicana a los gastos militares está ya erosionando los apoyos populares a la asistencia americana, por lo que puede cambiar la política del Congreso.
En la admiración de Trump por Putin subyace su desprecio a la democracia. La victoria de Rusia, en los términos descritos, la afirmaría como gran potencia y agravaría las tensiones entre Europa y Rusia que, por ejemplo, podría optar por apoyar a la minoría rusa de Letonia, con algún tipo de presión.
¿Tienes una suscripción? Inicia sesión