El rechoncho Pío Nono y la Inmaculada Concepción
Manuel Martín
Viernes, 8 de diciembre 2023, 00:30
En el postre más famoso de la gastronomía granadina se aúnan historias de creatividad, riqueza cultural y fuertes convicciones. Hoy quiero felicitar al pionono en ... una fecha tan significativa como el 8 de diciembre. Sí, han leído bien, a ese riquísimo postre típicamente granadino, con el que la familia Isla sigue manteniendo la tradición en su elaboración y que permite que podamos seguir degustándolo y disfrutándolo.
Muchos de ustedes seguro que conocen cómo surge esta delicia, pero para los que no la hayan oído me gustaría compartir esta historia: Su creador, Ceferino Isla, aunque afincado en Santa Fe, procedía de una familia de Rincón de Isla, en Cantabria, que emigró a Sevilla en la Reconquista para su repoblación. Era una persona de fe y muy devoto de la Virgen, por lo que quiso rendir homenaje al Papa que en 1854 había proclamado el dogma de la Inmaculada Concepción de María, que no era otro que Pío IX (Pío Nono). De ahí la felicitación del principio.
El pastelero, motivado por su idea de dar forma a una nueva obra de arte de la gastronomía, no sólo le dio el nombre del pontífice sino que quiso plasmar de la mejor manera posible al personaje. Así, le otorgó una forma cilíndrica y algo rechoncha al bizcocho humedecido enrollado sobre sí mismo, revestido en una canastilla de papel en cuyo interior se deposita, que simboliza el balandrán blanco y una coronilla de crema azucarada y tostada sobrepuesta, que representa el solideo con el que el sucesor de San Pedro cubre su cabeza.
Se dio, además, la circunstancia de que fue el último Papa Rey, pues con él los Estados Pontificios pasaron a formar parte de la nueva Italia que surgió con la reunificación y quedaron reducidos a la mínima expresión: La Ciudad del Vaticano.
En esta historia, aparte de que nos pueda apetecer volver a disfrutar de este tradicional pastel, se me ocurren numerosos puntos de encuentro: la riqueza cultural y gastronómica que seguramente atesoraba Ceferino por sus orígenes del norte y su herencia sevillana, combinada con su vida en Santa Fe, una ciudad que da nombre a 20 localidades por todo el mundo gracias al paso de los españoles y donde se firmaron las capitulaciones en las que se describen las condiciones del primer viaje de Colón que obtendrá como resultado ese mismo año nuestro grandioso encuentro e intercambio con América. Sin olvidar que en este estratégico lugar se forjó el fin del poder islámico en la península ibérica, un hito muy celebrado en toda Europa occidental.
Un episodio poco conocido también es que, en pleno bloqueo de Granada por parte de las tropas cristianas, un incendio arrasó el campamento de los Reyes Católicos, en el que la propia Isabel estuvo a punto de morir carbonizada en su tienda, donde al parecer se inició el fuego. La monarca, haciendo gala de su personalidad inquebrantable, en vez de ordenar su desalojo en ese sitio, mandó levantar una nueva población, que tomó el llamativo nombre de Santa Fe.
Y, por último, quiero felicitarnos. En primer lugar, a los granadinos que luchan por sus sueños, que confían en su talento y que creen en el de los demás paisanos y, por ende, de los españoles, con todos nuestros complejos, que ojalá se tornen algún día en orgullo por lo nuestro, pues será señal de que no nos pondremos límite y podremos hacer grandes hazañas, como las de hace medio milenio y que han sido tan inspiradoras.
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