Las manifestaciones y el problema viario de Granada
carlos asenjo sedano
Viernes, 7 de febrero 2020, 22:57
De entrada, digamos que hoy nadie discute no sólo el derecho a manifestarse, sino también las razones, grandes o pequeñas, para hacerlo. Pero dicho esto, ... añadamos que las manifestaciones sociales, muy frecuentes en Granada, siempre tienen por escenario: el recorrido calle Reyes Católicos y Gran Vía. El problema reside en que, en Granada, los dos núcleos urbanos más importantes, por sus servicios públicos, y también por su demografía, se sitúan, precisamente, al este y oeste de la ciudad tradicional; es decir, en las dos arterias reseñadas, ya que en la una se sitúan servicios tales como la nueva ciudad sanitaria, el Palacio de Congresos, el estadio de fútbol, además del consiguiente caserío moderno, al tiempo que en el otro extremo se sitúan el complejo sanitario Virgen de las Nieves, las estaciones de autobuses y ferrocarril, la ciudad universitaria, etc.,además del paralelo caserío urbano.
Y estas dos populosas zonas demográficas, diariamente, intercambian entre ellas una gran cantidad de población en ambos sentidos, por motivos que no son del caso aquí. Y esa intercomunicación, por razones económicas y temporales del trayecto, prácticamente tienden a hacerlo por el cordón Reyes Católicos/Gran Vía, especialmente los autobuses urbanos.
Así la situación, con harta frecuencia, sucede que alguna de las muchas manifestaciones citadas, al transitar por ese trayecto, durante dos o tres horas, impiden la circulación rodada por esas arterias, que ha de buscar otras vías alternativas bastante alejadas y escasas, ya que el centro de Granada, por su organización antigua y estrechez de calles, no permiten muchas opciones, dejando casi aisladas durante unas horas esas dos zonas de referencia, con evidentes molestias al resto de los ciudadanos y usuarios más o menos necesitados de transitar por ahí, ellos ajenos a los problemas objetos de tales manifestaciones.
En tal caso, creo que la autoridad competente –Ayuntamiento y presuntos manifestantes–, salvo días señalados del año, v.g. el 1º de mayo, debieran buscar alguna alternativa a esta incómoda situación. Así, por ejemplo, que las tales manifestaciones de dimensiones medianas, en lugar de optar por manifestarse mediante recorridos por tales calles, lo hicieran por concentraciones en los ensanches emblemáticos de la ciudad. Por ejemplo, alrededor de la Fuente de las Batallas, o en Plaza Nueva, o en la Plaza del Carmen, o en la de BibRambla, o en otro cualquier lugar, tal como la Avenida de la Constitución o del Salón. Es decir, allí donde la circulación rodada no sufriera entorpecimientos, desvíos, atrasos y pérdida de tiempo para muchos otros ajenos a los problemas de los manifestantes. Otra solución podía ser que, puesto que la Gran Vía tiene tres carriles para el tráfico rodado, se le reservara a los manifestantes uno o dos de estos carriles, más la acera colindante, para dejar libre el otro carril para el tráfico rodado, al menos de ida o de vuelta, a elegir, marginando, por supuesto la calle Reyes Católicos que, por su estrechez, no permite muchas opciones, por lo que los manifestantes, en lugar de recorrer, desde la Gran Vía y, luego, la aludida Reyes Católicos abajo, tendrían que desviarse hacia arriba, hacia Plaza Nueva. En todo caso, está claro que los ayuntamientos, como este de Granada, disponen de los suficientes medios técnicos,–ingenieros y arquitectos urbanos– que sabrán alumbrar mejores ideas que éstas que sólo insinúa un simple peatón, con frecuencia usuario de los transportes públicos.
El problema arranca de que cuando se planeó y trazó la Gran Vía, siglos XIX/XX, se le asignó una anchura adaptable a las necesidades de aquella época de escaso tráfico rodado, y también escasa población en el extrarradio, arrabales y ejidos, pero que ahora, en pleno siglo XXI, está claro que resulta insuficiente, por su estrechez, a pesar de sus justitos tres carriles, más el ensanchamiento de sus aceras efectuado recientemente, con lo que, como digo, resulta insuficiente ese canal Gran Vía/Reyes Católicos para dar cabida al cada día más abundante tráfico que, por lógica económica, prefiere discurrir por esas vías, ya clásicas en Ganada, a lo que viene a sumarse el mayor volumen y dimensión de los nuevos y más numerosos autobuses urbanos.
Pero así el problema, porque evidentemente ahí está planteado un problema urbano viario que, por su propia naturaleza, cada día irá creciendo en densidad, tanto por lo que se refiere a los transportes mecánicos de servicio urbano, como también a los otros condicionantes demográficos de la ciudad, y más concretamente al uso y necesidad de transitar por el condón Reyes/Gran Vía –ya una exigencia social–, con cuyo problema, tarde o más bien temprano, no tendrá más remedio que enfrentarse la autoridad municipal. Y está claro que el ensanche o modificación de esas calles y calzadas aludidas no admiten muchas reformas a tal efecto, y que, por consiguiente, tales reformas habrá que plantearlas con cargo a los usuarios de tal trayecto, ya que el enlace de los citados dos núcleos poblacionales sitos al este y oeste de la vieja ciudad, cada día irá en aumento y, por tanto, en exigencias de una mejor y más rápida comunicación entre ellos, que preferentemente es el cordón Reyes Católicos/Gran Vía...
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