¿Cómo hemos llegado a esto?
Globo sonda ·
Los políticos y sus organizaciones, así como la política en general, han escalado en el CIS al segundo puesto en consideración, tras el paro, seguido además por la corrupción, muy hermanada esta precisamente en el subconsciente colectivo con la políticaantonio fernández castillo
Domingo, 14 de julio 2019, 00:55
En los primeros días del mes de julio, el Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS) hacía públicos algunos de los datos de su barómetro mensual correspondiente ... al pasado mes de junio, el primero que se elabora tras el largo ciclo electoral que incluye los pasados comicios municipales y autonómicos.
Al margen de los grandes asuntos que suelen llamar la atención de la Opinión Pública —proyecciones de voto, valoración de líderes y preferencias sobre la formación de gobierno, fundamentalmente—, el estudio cuestiona además acerca de los problemas existentes en la actualidad en España (pregunta 9). Lo destacable en esta entrega es que los políticos y sus organizaciones, así como la política en general, han escalado al segundo puesto en consideración, tras el paro, seguido además por la corrupción, muy hermanada esta precisamente en el subconsciente colectivo con la política.
¡¿Cómo hemos podido llegar a esto?! Debió oírse clamar entonces en el seno de los copiosos gabinetes de los distintos líderes políticos y en las secretarías de comunicación de las principales organizaciones políticas, que supuestamente no tardarían ni un minuto en afanarse en la revisión de sus estrategias, el diseño de mensajes y el desarrollo de agendas para revertir una situación que, en otros sectores, pondría en cuestión la continuidad no sólo de sus trabajos y responsabilidades, sino también la de sus jefes, como ocurre con la pérdida de audiencias en el caso de programas de TV, la caída de ventas en una empresa de distribución o la pérdida de reputación de cualquier marca.
En efecto, desde la publicación de los datos referidos, la actualidad política ha cobrado una intensidad inusitada para la época del año en la que se produce, pero que en esta ocasión se ve cruzada por los procesos de formación de la mayoría de los gobiernos de las instituciones del Estado, ya sean la central, autonómicas, insulares, forales, provinciales o municipales.
En los últimos diez días, el PSOE y Moncloa, tanto monta, se han dedicado a lanzar más globos sonda que la Agencia Española de Meteorología, en un espectáculo más propio de una fiesta de cumpleaños organizada por 'El Bigotes' que del ejercicio responsable de su tarea pública. El presidente en Funciones, su hiperactivo ministro de Fomento y Secretario de Organización, la vicesecretaria general del PSOE y la portavoz del Gobierno se han empleado con denuedo en dotar a Legua Española de muy nuevas posibilidades semánticas en torno, fundamentalmente, a los términos 'cooperación', 'coalición', 'colaboración' o 'veto', entre otros.
Tampoco han dudado en echar mano, en una maniobra llamativa y epistolar, de aquellos que no dudaron en su momento, en el seno del propio Partido Socialista, en defenestrar a su, tanto entonces con ahora, líder para facilitar un nuevo gobierno de Mariano Rajoy, o en utilizar los impagables servicios y la ingeniería demoscópica del Presidente del CIS,
Sr. Tezanos, para que los estudios de la entidad pública que dirige, sin llegar a mentir descaradamente, al menos cuenten una 'verdad' cara a los intereses socialistas en aquello que tiene que ver con la preferencia de los españoles respecto al modelo del futuro gobierno.
Los partidos de la oposición no han sido menos prolíficos en su labor en los últimos diez días. La Derecha ha explorado territorios hasta entonces ignotos con la frustración de gobiernos autonómicos o la celebración de un pleno de investidura sin nadie a quien investir en la Comunidad de Madrid.
Inés Arrimadas ha enriquecido el noble arte del diseño de memes y desarrollo de hashtags con su discreta presencia en la manifestación del Día del Orgullo. Pablo Iglesias ha comprobado que su tendencia a la certificación popular de su vida personal, sus opiniones y, quizás en el futuro, su divinidad por vía de consulta a las bases de su partido, con más ajustes y metidos que un traje sastre, va a tener siempre la indisimulada contestación de su, aún, compañera de filas en Andalucía, aunque para ello esta haya tenido que saltarse, como el propio Iglesias hiciera en su día, su sacrosanta baja por maternidad vía Twitter, con argumentos que podrían aplicarse de igual forma a la reciente maniobra de la andaluza para aprobar una reciente declaración que prepara la próxima refundación del proyecto de izquierdas en la comunidad del sur de la península, emancipada ya de su matriz madrileña.
La explicación a la poca influencia que la respuesta a la novena pregunta del Barómetro el CIS haya podido tener en la actitud de las principales organizaciones políticas y sus líderes, podría estar pocos centímetros más abajo, precisamente en la décima, que viene a interrogar a los encuestados cuáles son los problemas que le afectan más a título personal.
En este caso, los políticos y la política caen al sexto puesto en valoración, muy por debajo de los de carácter laboral, económico, sanitario o educativo. De todos es sabido que la formación del voto tiene, cada vez más, un componente emotivo y personal, siendo los intereses colectivos o la conciencia grupal o de clase ya poco relevantes en este aspecto… no, desengáñese lector, nadie se preguntó ¿cómo hemos llegado a esto?
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