En estos días se ha producido la puesta en libertad (aplicación del tercer grado) a 25 condenados, de la canalla asesina etarra, con penas impuestas ... por los jueces por un total de 5.000 años, dada la gravedad y alevosía de los crímenes cometidos. La razón, es la supervivencia en el poder de un felón y embustero que, para mayor escarnio de las víctimas, se ha identificado públicamente con el fundador del movimiento asesino, como es el conocido Larramendi , al que Dios haya perdonado, al reconocer «el honor de haber compartido con él el camino de la liberación» ¡Menudo escupitajo a la cara de las víctimas!
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Ello me ha traído a la memoria el asesinato de mi compañero de clase en el colegio de La Salle; un joven que dibujaba muy bien y que ingresó en la policía al finalizar el bachillerato. Recuerdo que la noticia me impacto por su muerte y por las torturas a las que lo sometieron junto a su compañero. Cuatro años más tarde me destinaban forzoso a Bilbao, junto a otros compañeros que habíamos aprobado las oposiciones, pues la tensión social existente había provocado la salida de muchos profesores de las localidades vascas. Me incorporé en el curso 1980/81, un período muy duro y que viví con intensidad no exenta de riesgos. En aquellos años la violencia con resultado de muerte era lo cotidiano. Me indignaba ver cómo, en las tabernas del Casco Viejo, se celebraban los asesinatos de servidores del Estado y el todopoderoso PNV asistía con execrable complicidad al desarrollo de la violencia para recoger las nueces; hoy 40 años después siguen cogiéndolas, mientras que los asesinos gozan de impunidad.
Recuerdo la visita del Rey de España dando la cara en aquellos tiempos de desesperanza, cuando un puñado de mujeres y hombres lo recibimos con emoción en la puerta del Gobierno Civil de Bilbao, no teníamos miedo y gritábamos viva España y viva el Rey, en las esquinas algunos sinestros tomaban nota. Luego sucedió lo de Guernica protagonizado por unos cobardes diputados, pero el Rey volvió a dar ejemplo de entereza y dignidad. Los españoles sabían que había un Rey dispuesto a no dejarse avasallar. A día de hoy, pocos reconocen al Rey Juan Carlos su valentía y decencia por defender la dignidad de España. Cierto que sus faltas personales son rechazables, pero su obra en la defensa de la Nación fue muy importante.
Ahora se presentan los presupuestos del Estado desde la desvergüenza, por considerar al pueblo español una masa de tontos sin dignidad al que se puede engañar y comprar con lo que llaman gasto social, aparte de repartir trozos de la identidad de España a los que quieren destruirla. ¡Que poco conocen la Historia nuestros gobernantes! Conviene recordarles, a este Gobierno que, los grandes teóricos de la economía de los siglos XVI y XVII eran los españoles de la Escuela de Salamanca, encabezados por el padre Mariana, que ya dejaron muy claro que el máximo valor del gobernante es impedir que los impuestos asfixien a las clases productoras del país. De otra parte, tampoco hay que olvidar lo que advertía, el P.Mariana, sobre los gobernantes y del robo que cometían cuando usaban el recurso de lo que hoy conocemos como inflación para financiar los gastos del Estado. Presupuestos engañosos que endeudan a los ciudadanos y despilfarran el dinero, pero lo asombroso es ocultar su debate ciudadano aprovechando una grosera novatada universitaria como un asunto de Estado y con ello abrir los telediarios con comparecencia del presidente ¡Vergonzosa manipulación!
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