El lenguaje, expresión del pensamiento

La función fundamental de la lengua es la comunicación. La lengua tiene que estar al servicio de ella

antonio ubago

Sábado, 7 de agosto 2021, 23:08

El tan para tantos valorado axioma de que el lenguaje es, entre un sinfín de excelencias, expresión del pensamiento y diagnóstico y evaluación automática del ... modo de ser y manifestarse nuestros interlocutores, no puede por menos que reforzarnos el deleite de la concepción de siempre del somos como pensamos o el hastío último creciente y desconcertante, expresión de comunicación bajuna y soez que oímos en foros públicos y medios de comunicación ante la que sentimos la mayor vergüenza. Se muestran los nuevos comunicadores firmes en la creencia de que están salvando el mundo solo con cambiar las oes por aes, con los dobletes de género (gramatical, pero que creen sinónimo de sexo, el dichoso de la 'violencia de género') y con proferir las atrocidades expresivas más descomunales en la mejor, al parecer, certeza de que a más y mayor abundancia e intensidad del descalabro, más y mejor desarrollo femenino se ofrece por antonomasia. Yo de natural pacífico, veo poco la tele; ahora, aún menos porque cuando 'las y los' oigo en su habitual expresión de redención femenina, salvadora de la 'matria', despotrico en arameo e intento contrarrestar los descalabros con contundente discurso de expresivo vocabulario arriero y contundente lenguaje gestual barriobajero. Me relaja.

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Nos referimos, a continuación, a conceptos básicos y elementales que hacen de nuestra lengua la segunda más hablada del universo, una de las más esplendorosas y universales del orbe y que no podemos, en modo alguno, transigir su deterioro progresivo por la desidia, incuria y desfachatez de interesados hablantes.

Los dobletes de género y el principio de economía lingüística son dos de los recursos de mayor adecuada y obligada expresión para nuestra eficaz comunicación. La cita que sigue es de meridiana claridad: «En los sustantivos que designan seres animados, el masculino gramatical no solo se emplea para referirse a los individuos de sexo masculino, sino también para designar la clase, esto es, a todos los individuos de la especie, sin distinción de sexos [...] En la lengua está prevista la posibilidad de referirse a colectivos mixtos a través del género gramatical masculino, posibilidad en la que no debe verse intención discriminatoria alguna, sino la aplicación de la ley lingüística de la economía expresiva» ('Diccionario panhispánico de dudas'; RAE, 2005, p. 311). Como lo define Fernando Lázaro Carreter en su 'Diccionario de términos filológicos' (1987: 135), la economía lingüística es el «Término que designa la tendencia, normal en los hablantes a ahorrar esfuerzo en la articulación de palabras corrientes y de empleo abundante...»

Este tipo de desdoblamientos, por superabultados, empalagosos y antieconómicos, resultan engorrosos, como el de «los granadinos y granadinas» o «los miembros y las miembras», el más famoso, o «todos y todas» que bien sabemos y repetimos que son artificiosos e innecesarios, cansinos y ridículos desde el punto de vista lingüístico y persiguen el beneficio ideológico de la maraña y la broza conceptual de la confusión y la artificiosidad lingüística y a la expresión lingüística le restan precisión, concisión, claridad y elegancia que ha intentado imponer la línea ortodoxa o radical del movimiento feminista. La economía expresiva, por su parte, conviene aclarar, de ningún modo debe confundirse con laconismo y pereza léxica, ni mucho menos entenderla solo como una cuota reducida de palabras, sino como la adecuación exacta de estas con lo que el hablante pretende comunicar. Con su aplicación, el discurso se torna mucho más claro, preciso, conciso y elegante.

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Pero en ningún otro texto la galante fluidez del discurso se ve más afectada, y la sintaxis se nos presenta más engorrosa, cursi, pesada o carente por completo de gracia estética, que en el contenido del Art. 41 de la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela, y en el cual se establece que: «Solo los venezolanos y venezolanas por nacimiento y sin otra nacionalidad podrán ejercer los cargos de Presidente o Presidenta de la República, Vicepresidente Ejecutivo o Vicepresidenta Ejecutiva, Presidente o Presidenta y Vicepre- sidentes o Vicepresidentas de la Asamblea Nacional, magistrados o magistradas del Tribunal Supremo de Justicia, Presidente o Presidenta del Consejo Nacional Electoral, Procurador o Procuradora General de la República...»

La función fundamental de la lengua es la comunicación. La lengua tiene que estar al servicio de la comunicación; pero la verdadera esencia de esta resulta sumamente afectada cuando se producen mensajes, discursos o textos como los más arriba mostrados.

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Comunicar es aportar y compartir sentidos. Cuando las palabras y demás estructuras de la lengua no se adecuan a esos sentidos que se desean expresar, el acto comunicativo entonces resulta fallido. Bastante gráficas, al respecto, son las palabras de André Martinet cuando plantea que «... no puede subsistir en una lengua nada que no aporte una contribución determinada a la comunicación y también que cada elemento del enunciado exige un esfuerzo de producción estrictamente proporcional a la función que cumple...», sencillamente, porque dicha doble expresión o los dobletes genéricos ninguna contribución aportan a la comunicación lingüística.

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