Lapeza, villa granadina cambiada por un Imperio
Lo memorable e insólito de tal historia es que la villa de Lapeza, en el trueque de reinos, valió tanto como el inmenso Imperio mexicano de los Moctezuma
Carlos Asenjo Sedano
Viernes, 24 de enero 2020, 22:27
Lapeza –que no La Peza como escriben ahora casi todos– es una villa granadina asentada en plena montaña entra Guadix y Granada. Su origen y ... topónimo le vienen del latín Lapis/Lapice, alusivo a su riqueza de piedra para la construcción, con buena parte de la cual se construyó la fachada de la catedral de Guadix con sus sillares ocre/rojizos. Se sitúa en la antiquísima vía romana, quizá ibérica, que enlazaba Acci con Elvira y, después, con Granada, hasta que los franceses de Napoleón trazaron la nueva vía por el Molinillo. La otra vía con igual finalidad, pero más al norte, es la que transita por Iznalloz.
Pero volviendo a Lapeza, la mentada vía nos ha dejado los claros vestigios toponímicos de Beas de Granada y Beas de Guadix, aquí, en donde los musulmanes, o tal vez los judíos, tenían un establecimiento de esclavos. Por esta vía se entraba en Granada por el alto Darro, en donde la conocida Puerta de Guadix da testimonio de tal enlace. Cuando el viajero, desde las alturas, contemplaba la ciudad de Granada, solía exclamar «¡La Pañoleta!», aludiendo a su llanura allí, abajo.
Obviamente, la calzada napoleónica del Molinillo, seguida de la actual autovía, siguiendo las huellas de la napoleónica de Sebastiani, han marginado la antigua vía Lapeza/Beas, y consiguientemente, este poblado.
Además de sus mitos y peripecias, hoy queremos recordar aquí el extraordinario e insólito acontecimiento del que fue protagonista Lapeza. Tras la conquista de México por Hernán Cortés y su relación casi amistosa con el llamado emperador Moctezuma II, muerto por una pedrada de uno de sus compatriotas, su descendiente y heredero de aquel Imperio, Moctezuma III, vino a España al domicilio y casa de su amigo don Rodrigo de Ávalos o Dávalos, hermano del que sería arzobispo de Granada y cardenal de España, quien a su costa construyó el convento de Clarisas de Guadix, sobre el solar y entorno del baño romano aún subsistente, respetado en la construcción del convento, en el arrabal llamado por los musulmanes de Alari...
Frente a la iglesia de Santiago, de Guadix, y de este convento anexo, se situaba la mansión de don Rodrigo de Ávalos y su familia, adonde fue a parar, como se ha dicho, el susodicho emperador Moctzuma III, ahora llamado don Rodrigo Moctezuma.
Y acogido este don Rodrigo Moctezuma en casa de los Dávalos, contrajo matrimonio con una hermana o hija del otro don Rodrigo Dávalos. Pero escrupuloso el rey don Felipe II sobre la legitimidad de su anexión del imperio mexicano, para legalizar tal conquista propuso a nuestro ahora don Rodrigo Moctezuma el trueque de aquel Imperio por el Señorío de la villa de Lapeza, trueque que, como es lógico, aceptó el mexicano que, en Lapeza, ahora su Señorío, pero sin titulación nobiliaria, construyó un palacio propio para este evento, al tiempo que en Guadix se construía otro en la actual calle de Santiago –antes arrabal de Alari–, que después pasaría a sus descendientes, el matrimonio Osorio/Moctezuma, cuyas armas nobiliarias se lucen aún en su fachada, de Guadix. Por cierto que un descendiente de este matrimonio, a la sazón teniente Moctezuma en el regimiento provincial de Guadix, fue demandado por su novia en razón a no haberle cumplido la palabra de matrimonio que él le había dado.
Aquí, lo memorable e insólito de tal historia es que la villa de Lapeza, en el trueque de reinos, valió tanto como el inmenso Imperio mexicano de los Moctezuma.
Tras la abolición de los Señoríos después de la llegada del liberalismo a España, la villa de Lapeza perdió su conexión con los Moctezuma, y quizá algo o todo de su memoria histórica, aunque se les compensó con el título nobiliario de condes de Miravalle, un paraje mexicano a la sazón dependiente de la Corona española de los Borbones.
Y ahora, casualmente, por una resolución publicada en el BOE, he sabido que, tras un litigio o pleito familiar, el título de condes de Miravalle con el anexo, creo, de emperadores honorarios de México, ha recaído en un miembro de la familia granadina de los Ruiz Henríquez de Luna. Lo que ya no sé es si tal familia tiene, ahora, alguna relación, aunque sea sentimental, con la villa de Lapeza, y si esta villa conserva, aunque sólo sea en la memoria, algún recuerdo relativo al trueque o cambio del Imperio mexicano con el Señorío de ella atribuido por el rey Felipe II a los Moctezuma. O si en esta villa quedan vestigios del vetusto palacio señorial que allí edificó aquel don Rodrigo de Moctezuma enlazado, matrimonialmente, con la familia Ávalos o Dávalos, cuyo palacete de Guadix, aún enhiesto, últimamente lo ha ocupado o poseído una familiar de los últimos detentadores del título aludido.
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