Jubilarse
Puerta Purchena ·
«'Ágora' pretende aglutinar a todos cuantos sientan que, aún siendo jubilados, tienen un espacio para crecer»Sábado, 16 de noviembre 2019, 01:51
No hace mucho recibí uno de esos vídeos que circulan dentro de ese medio tan popular conocido como Whats'App. Ya sabe usted que no ... solo se difunden vídeos; también se mandan mensajes de texto, alguno con gran derroche de tipografía. Abundan en ellos las invitaciones a ser buenos, con frases moralizantes entre las que no es raro encontrar faltas de ortografía. Bueno, usted disculpe que me esté enrollando. Iré al grano.
Uno de estos mensajes reproducía parte de un programa de televisión –inédito para mí, que apenas enciendo el televisor– en el que intervenía un personaje habitual en los platós. Me llamó la atención su declaración de que lo de jubilarse debería ser cuando uno se viera ya incapaz de seguir trabajando. Naturalmente, era una impostura, que se evidenció cuando señaló como edad oportuna los 32 años. Ya se imagina usted las risas de los asistentes.
El caso es que hacerse el gracioso por televisión es algo frecuente. Así lo recuerdo yo cuando pasaba algún tiempo delante de la pantalla. Pero la frase no deja de encerrar una verdad en sí misma. Y es que, si uno está sano, lo de jubilarse no suele apetecer a un buen profesional. A este respecto, puedo aportar la anécdota de un buen amigo mío, profesional puntero en su día, al que una mañana lo llamaron a un despacho y le comunicaron que ya había terminado su vida laboral. Él me lo contó tiempo después, añadiendo el gran vacío en el que se encontró a partir de ese momento. Francisco –es su nombre verdadero– transita hoy por espacios ignotos, en los que la realidad circundante apenas se hace presente en sus sentidos, pero jamás alcanza a su alma. Ahora ya es difícil reconocer en este hombre, reducido incluso en tamaño, a aquel magnífico profesional que llegó a colocarse en primera fila de su especialidad y a promover la admiración de cuantos lo trataron.
Por eso y por otras cosas, la noticia de que ha surgido una asociación que da cobijo a cuantos jubilados quieran acogerse a ella me regocija. Lo he sabido gracias a lo que acaba de publicar en este diario José María Granados, un jubilado que no para. La iniciativa se debe a Ana Lorenzo, una granadina con residencia en La Cañada desde hace mucho. 'Ágora' –así se llama la asociación– pretende aglutinar a todos cuantos sientan que, aun siendo jubilados, tienen un espacio para crecer. Y nace en el seno de un centro de salud, que cede el uso de un local pero no aporta ni un céntimo. Poca cosa para lo que se merece este sector de la población. El problema, es evidente, no está en ese centro de salud, sino en estructuras más altas. Y es que, entiendo yo, se ahorraría mucho dinero –en consultas y medicación, por ejemplo– y se generaría mucho bienestar si se promovieran actividades a favor de este grupo social. Por ejemplo, con piscinas y gimnasios gratuitos. Y es que los cursos de formación y los espacios lúdicos que se promueven desde otras esferas están bien pero no es suficiente. Porque jubilarse no es entregarse a la nada.
¿Tienes una suscripción? Inicia sesión