Hay ciertos partidos en la vida pública española y mundial (Trump, Bolsonaro, Melani, Milei, conservadores y ciertos progresistas españoles de orientación cristiana…) que, permanentemente, hacen ... referencia a su credo religioso, del que logran muchos votos, aunque, en bastantes ocasiones, sus postulados, no coinciden con la actitud misericordiosa y pacífica de Jesús de Nazaret, cuya predilección eran los pobres; y, su enseña, la paz.
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Los principios del Evangelio que dan coherencia al compromiso cristiano, son los siguientes: amar al prójimo como a uno mismo (Mat. 7, 12), con un amor universal (Lc. 10, 30-37), extensible a los enemigos (Mat. 5, 38-48), y necesario, porque «el que no ama, no conoce a Dios» (Jn., 4, 8); predilección por los pobres (Lc. 6, 20-23); y apostar por la verdad (Jn. 14,6 y 18, 37).
Todos los principios enunciados deberían ser aportados a la política, especialmente por los cristianos: predilección por los marginados; defender la dignidad humana; practicar el perdón y la misericordia; y amar al prójimo (también al adversario político y al inmigrante), aunque tengan otras ideas o carezcan de medios. Por tanto, los cristianos y los partidos que dicen ser de orientación cristiana deberían defender más al pobre que al rico; más una economía social de mercado que un sistema neoliberal, al servicio de los poderosos; tratar al otro con respeto y no estigmatizarlo, insultarlo, o descalificarlo; dialogar permanentemente con los demás (sin distinción de personas o partidos); perdonar más que nadie al contrincante, y llegar a acuerdos con él. Pero, casi siempre, practican lo contrario de todo esto.
Esa contradicción entre compromiso cristiano y político lo estamos viendo ahora respecto a la inmigración. Son los partidos conservadores, de orientación católica, los que abominan de los inmigrantes, tildándolos de delincuentes. Están dispuestos a deportarlos masivamente, y a militarizar las fronteras, para impedir su entrada. Frente a esa actitud, el Papa Francisco ha dicho que «repeler por todos los medios a los migrantes es un pecado grave, pues el Señor está con nuestros migrantes, no con los que rechazan a quienes huyen de la guerra, de la violencia, de la persecución y de tantas calamidades… No se trata de militarizar las fronteras sino de ampliar rutas de acceso seguras».
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En cuanto a la orientación económica del cristiano, el papa Francisco, el Nobel de economía Joseph Stiglitz y el presidente del Instituto de Nuevo Pensamiento Económico Robert A. Johnson, se reunieron, recientemente, para analizar el capitalismo exacerbado que provoca una «economía que mata», en palabras del Papa. Los tres coincidieron en que «hay ciertas economías que no ponen los mercados al servicio de los pueblos sino a los pueblos al servicio de los mercados y avivan el comportamiento individualista, por lo que es necesario impulsar una economía social de mercado que mire al futuro con la mirada puesta en los jóvenes y en los más débiles… Desde la educación hay que trabajar en sistemas alternativos que no tengan como premisa fundamental idolatrar al dinero… Pues sin mejoras en la economía, la humanidad va hacia el suicidio». Lo que defendieron, en definitiva, fue el «cultivo de una economía que sirva al hombre, que sea inclusiva y que no deje a nadie fuera (en un mundo tan desigual), que respete al medio ambiente, y promueva el bien de todos los residentes en la Casa Común».
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