El Involucionista

Los muertos de la televisión

«Los afectados, tanto los que lo han perdido todo como los que lo vemos con impotencia, vamos a tirar de rencor en las urnas»

Juan Sánchez

Periodista

Martes, 5 de noviembre 2024, 00:16

Ve uno las imágenes que nos ofrecen los diferentes medios de comunicación sobre la catástrofe natural registrada en la provincia de Valencia y se le ... cae el alma a los pies. Los valencianos, pese a lo que se intente hacer creer, están aguantado estoicamente con pundonor y sacrificio los desmanes creados por un mundo cada vez más globalizado y por una clase política pasota a la que sólo le importa su puesto y su bolsillo. Como muestra un ejemplo de una dirigente de izquierdas, esas que monopolizan las políticas sociales y la sensibilidad, porque los que no pensamos como ellas somos machistas e insensibles.

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«Los diputados no estamos para ir a Valencia a achicar agua». Esta frase lapidaria fue vomitada por la boca de la portavoz de SUMAR en el Congreso de los Diputados, Aina Vidal, el día que la Cámara Baja votaba la reforma del Consejo de Radio Televisión Española. No se podía aplazar, el Gobierno y sus socios anularon toda la actividad del Congreso menos esa votación, porque eso si era una urgencia y no salvar la vida de los que se estaban ahogando. Ahora los escogidos, a diferencia de los que había hasta la fecha, son más y en lugar de percibir únicamente dietas van a cobrar 100.000 euros al año, entre ellos, Angélica Rubio que se dedicaba hasta ahora a pasearse por cadenas de televisión a defender lo indefendible del PSOE. Es lo que tiene haber sido jefa de gabinete del presidente de la ceja.

Este domingo la democracia volvía a vivir un hecho sin precedentes. Saltaban al ruedo de la indignación y el abandono los tres espadas. La terna estaba compuesta por Felipe VI, Pedro Sánchez, que tiene que ser protagonista hasta en el entierro, y Carlos Mazón. El Rey, miren que no defiendo ni a la monarquía ni a la república, se enfrentó a pecho descubierto al morlaco. Por más intentos de empitonarle y de revolcarle que éste protagonizaba, al final cogió al toro por los cuernos y cerró su faena con dignidad.

Entre tanto dos de los políticos más inútiles que he conocido en mi vida, que ya va camino de entrar en la senda del medio siglo, se intentaban parapetar tras el monarca, como si el heredero del trono tuviera complejo de burladero. Pese a que Felipe VI con su envergadura tapa bastante, el rompetechos valenciano salió escaldado. El tercero en discordia, como siempre, intenta adaptarse a la situación que se le pone por delante. Sabedor de que Valencia es tierra costera tiró de tradición marinera. Ya saben, cuando las ratas abandonan el barco es la forma que tienen de anticiparse a la catástrofe que se avecina y poner pies en polvorosa.

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En la mente, más allá de la imagen de la Reina con la cara embarrada, la de uno de sus escoltas con la jeta partida y manteniendo la templanza o la del Rey escuchando los insultos, apartando a su guardia y atendiendo a los damnificados, lo que se me quedó grabado a fuego fue la actitud del presidente del Gobierno.

Al más mínimo insulto y conato de lanzamiento de barro decidió darse la vuelta, abandonar a Sus Majestades a su suerte y montarse en el coche blindado. Pero lo curioso no es que lo hiciera, eso es lo que hacen los cobardes como él, sino como lo hizo. Están las imágenes para verlas. Parecía una dolorosa andante sujetada por dos guardaespaldas. Vamos que si hubieran facilitado de una casa hermandad un trono de madera lo podrían haber subido y sacado a procesionar.

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Esta vez Pedro Sánchez dejó al descubierto su cobardía. Huyó, salió por patas, se piró y dejó con un palmo de narices a los miles de valencianos que no dan abasto a sacar el agua, el fango y la basura de sus calles y que se sienten impotentes porque nadie atiende sus necesidades, ni siquiera las más básicas. ¿De verdad que ninguno de los dos presidentes, el español y el valenciano, va a dimitir? ¿Se puede ser más inútil? Pues la respuesta es que si, pero no que vayan a dimitir, sino que se forman con ahínco en potenciar su inutilidad y por eso se aferran al cargo, porque creen que lo están haciendo lo mejor posible para con sus intereses, que nada tienen que ver con los de los que les han puesto al mando. Pero ya les digo que esto les va a pasar factura.

Los afectados, tanto los que lo han perdido todo como los que vemos con impotencia que estamos en manos de unos ineptos sin parangón, vamos a tirar de rencor en la próxima cita con las urnas. Ven como no avanzamos. Llegó el terremoto de Lorca para darnos un toque de atención. No hicimos caso y el siguiente aviso lo dio el volcán de La Palma. Como también dimos la espalda a las demandas de la naturaleza y no pusimos remedio, ahora es una riada la que nos vuelve a sacar las vergüenzas. ¿Cómo será su próximo zarpazo?

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