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La Cerradura

Fiestas

Sábado, 6 de diciembre 2025, 23:17

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Tras el éxito de las fiestas del pueblo, el alcalde empezó a organizar conciertos los fines de semana. Los vecinos le paraban por la calle ... para felicitarle, y el alcalde no podía estar más orgulloso. Que si flamenco, pop, rock, heavy metal, hasta las ancianas bailaban de madrugada en la plaza, pues allí nunca se acababa la alegría. La fiebre por las celebraciones fue extendiéndose en el calendario. El día del orgullo gay, el de la mujer trabajadora, el del padre y la madre, el del niño y la niña, y el del abuelo y la abuela, incluso el día de la tata, que en el pueblo todavía había muchas. Ya empezaban las Navidades y, además de la cabalgata de Reyes, el alcalde había programado la llegada de Mamá Noel dos días antes que la de Papá Noel, y entremedias los días del elfo y la elfa, que no paraban de trabajar. Como él. Pero qué quebradero de cabeza para ajustar el presupuesto después de montar la noria, el tiovivo y la pista de patinaje sobre hielo. No había suficientes niños para tantos columpios. ¿Y las luces? Por la noche, parecía que era de día, y los pájaros estaban veinticuatro horas piando, tan eufóricos que, de puro frenesí, caían extenuados al suelo. La gente venía de otros pueblos para ver el alumbrado, y los ediles y colegas del partido le consultaban sobre cómo elaborar un completo programa de fiestas.

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