Puerta Purchena

Un parque sin niños

«El Parque Infantil tras Torrecárdenas se ha tardado menos en construir que en abrir la cafetería del Hospital cercano»

José María Granados

Periodista

Miércoles, 26 de marzo 2025, 23:14

Pepe 'El Tomillero' parece tener claro que hay personas que cuando consiguen alcanzar un cierto nivel de mando en plaza toman decisiones un tanto cuestionables, ... aunque, en el fondo, piensen que no tienen contestación y sigan en ese mismo pensamiento pese a la rotundidad de algunos datos. Está muy bien ser fieles a las creencias que se tienen, pero es que a veces lo que uno cree es, para la mayoría, la mayor de las equivocaciones.

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Al lio, los clientes del centro Comercial Torrecárdenas que aparcan en su interior por las salidas de la zona sur del mismo, las que van en paralelo a la avenida de la Constitución de Cádiz, no es extraño que queden patidifusos al contemplar el que sin duda es uno de los mejores parques infantiles que existen en Almería. Moderno, detalloso, atractivo, bien equipado… Parece mentira que se pueda tener una instalación de ese tipo allí, en medio de la nada, donde no hay viviendas, ni colegios y si un buen número de solares que, se supone que cuando empiecen a construirse y a poblarse de familias, los destinatarios actuales del mismo estarán, como mínimo, en FP o Bachillerato si es que no andan metidos ya en la Universidad. Es decir, tenemos un gran parque infantil allá donde no hay viviendas. En cambio, en mi barrio, en el de usted, en el de su hermano o amigo, ese que lleva años solicitando espacios para que los componentes de la familia puedan disfrutar del aire libre, allí, en esos barrios, no hay o, si los hay, son insuficientes. a no ser que con esa falta estemos intentando educar a nuestros infantes ante el duro futuro de las listas de espera y las colas interminables. Hay quienes hoy hacen cola ante el columpio y cuentan los segundos que quedan para que al afortunado viajero del aire lo frenen y baje para suba el siguiente.

Recuerdo que con el siglo pasado avanzando en su último cuarto en un pueblo de los Filabres se construyó un parque infantil de los de antes -esos en los que los columpios achicharraban a pleno sol, el chinarro se usaba para amortiguar las caídas y el 'balancé' era una simple tabla de madera con dos manillares de metal- y todo el mundo se preguntaba qué demonios hacía un parque infantil como ese en un municipio en el que hacía treinta y pico de años que no había nacido un niño ni al que mucho menos se había trasladado una pareja joven a vivir. La respuesta la dio el alcalde, cuyo nieto pasaba unos días en el verano en su casa. Bueno, por lo menos, había un niño transeúnte.

Hay que pensar que el Parque Infantil de Torrecárdenas, que se ha tardado menos en construir que en abrir la cafetería del Hospital cercano, puede ser objetivo de visita para los niños de tantos barrios de Almería que se pirran por tener un lugar así cerca de su casa. Seguramente ya estarán dando la tabarra a sus padres, madres, abuelas y abuelos, para que los lleven a trotar a ese lugar del que han oído hablar y que debe ser un sitio guay. Es posible que se monten excursiones con ese destino. Hasta podría levantarse un kiosquillo de pipas, o de horchata, o de agua mineral, con su terracita y todo. O, puestos en lo peor, lo mismo lo que hacen ante la posible avalancha, sea poner una cinta de esas blancas y rojas, o azules y blancas, para cerrar los accesos. No, no me extrañaría. Piensen que no hace tanto un concejal se negó a que se celebrara la Feria del Libro de Almería porque las losas de la Rambla podían romperse. Es verídico, está en las hemerotecas y en la memoria.

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