La 'Ciudad del Teatro' huele a incienso
En los centros educativos nacieron las asignaturas optativas dedicadas a las artes escénicas, y fuera de ellos se crearon grupos de teatro y bandas musicales por doquier.
José Luis González
Viernes, 15 de diciembre 2023, 23:32
Estoy en el medio de una de las mejores series de televisión que he visto este año que se nos escurre entre los dedos. Me ... refiero a 'La Mesías', de esos maravillosos 'Javis' –Javier Calvo y Javier Ambrossi– que tantas cosas buenas han traído a nuestros televisores y pantallas de cine. Contiene actuaciones estelares de Lola Dueñas, Carmen Machi, Albert Pla, Macarena García, Roger Casamajor y esa pléyade de jóvenes actores y actrices que ahí aparecen. Y nos cuenta la historia de una familia que, por mor de las circunstancias vitales de una joven madre soltera, queda atrapada, tras su postrero y desesperado casamiento, en un círculo vicioso de sectarismo religioso y locura, mezclado con los juegos, los sueños y la vitalidad de sus dos hijos prematrimoniales y las hijas que van llegado con el paso de los años.
En una casa perdida en el medio de una serranía catalana, este grupo familiar sobrevive en condiciones infrahumanas apartado de casi toda relación con la sociedad, poderosamente influido por el ultracatolicismo del padre y, sobre todo, por la locura sobrevenida de la madre. Los dos jóvenes mayores y sus hermanas más pequeñas se resisten intelectualmente al poderoso influjo religioso y echan a volar su imaginación desde que, a escondidas, tienen acceso al visionado de su primera película de cine: 'Bailando bajo la lluvia'. Semejante epifanía les empuja a fantasear con otros mundos, con otras realidades inventadas a través del teatro y la música. Usando para ello vestuarios tejidos por la hermana mayor y escenografías elaboradas con los ropajes y enseres de los que disponen en la casa. Incluso se atreven a gravar con una cámara de vídeo robada las animosas y privadas funciones teatrales y musicales.
Aun entre tanta miseria material y humana sobrevive la maravillosa imaginación infantil, expresada a través del teatro, el cine y la música. Como únicos medios para escapar, siquiera en sus fantasías, de la cruda realidad en la que los adultos les obligan a vivir. Lo que produce en el espectador y la espectadora una mezcla de profundo desazón y empatía que no es fácil de asimilar, pero que también ocasiona una explosión reflexiva acerca del mundo que nos rodea.
Y a mí me dio por pensar en Cazorla, en esta que fue llamada la 'Ciudad del Teatro'. No porque en aquel tiempo un grupo de señoras y señores se pusieran a hacer teatro, o porque existiera aquí un evento o festival dedicado a las artes escénicas en el que se agolparan las estrellas más rutilantes del momento. Nada de eso. Se llamó así porque un amplísimo grupo de jóvenes desde el Instituto de Bachillerato, chicos y chicas de toda condición y clase, se pusieron a hacer música y teatro. Dejaron fluir sus inquietudes a través de la Cultura. Empujados por algunos adultos que supieron apreciar y encauzar ese vigor juvenil que no quedaba plenamente satisfecho con el deporte y el ocio nocturno.
En los centros educativos nacieron las asignaturas optativas dedicadas a las artes escénicas, y fuera de ellos se crearon grupos de teatro y bandas musicales por doquier. Sus componentes, sin haber llegado aún a la mayoría de edad, dedicaban las tardes a ensayar, y los fines de semana actuaban en Cazorla y en otros municipios de la provincia. Incluso fuera de ella. No eran pocos los que alternaban con gusto los estudios o su participación activa en los clubes deportivos del municipio con su incontenible pasión por alguna actividad cultural. Y de esta simiente nacieron el Festival Internacional de Teatro o el BluesCazorla. Nadie puede dudar de ello. Que relumbran en los medios de comunicación y por los que esta ciudad presume a lo largo y ancho del territorio español.
Hoy, pasadas ya tres décadas de aquella explosión cultural, acabamos de gozar de un ciclo de 'Sala' del FIT Cazorla preñado de calidad y de estrellas rutilantes del teatro, la televisión y el cine. Que ha provocado sucesivos llenos en las butacas de La Merced. Gozamos de un verde y hermoso árbol de la Cultura. Pero, ¿cómo están sus raíces? ¿cuál es su salud real? El lastimoso número de abonos vendidos para el ciclo de 'Teatrino' puede servir de termómetro. En 2024 ningún y ninguna joven tendrá la oportunidad de hacer y aprender teatro porque en Cazorla ya no hay escuela o taller al que apuntarse dentro o fuera de los centros educativos. La 'llamada' de la religión, sin embargo, de un modo u otro, vuelve a oírse alta y clara entre la juventud. El futuro se nos presenta muy propicio para los y las 'Mesías'.
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