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Huesos de Aceituna

Más cara que espalda

José Luis González

Viernes, 17 de marzo 2023, 22:56

Esta semana hemos sido espectadores de la enésima polémica alrededor del más castizo modo de vida, conocido como 'a la madrileña' por definición de la ... nunca bien ponderada señora presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso –o, más bien, de quien maneja sus hilos, Miguel Ángel Rodríguez Bajón-. Como saben, allí el que no corre vuela, y si alguien no puede aguantar el ritmo de tanta 'libertad', pues eso... a formar parte de los 'pobres', el grupo de ciudadanos y ciudadanos invisibles. De esos y esas que no encuentra el vicepresidente de Ayuso, Enrique Ossorio, bajo el atril o las suelas de sus zapatos. Y ha sido precisamente este señor el gran protagonista del affaire que voy a referir, en el que no se encuentra solo porque también intervienen otros actores y actrices secundarios.

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Verán, según adelantó Infolibre, la Consejería de Políticas Sociales, Familias, Igualdad y Natalidad madrileña concedió a Ossorio el bono social térmico, una ayuda directa para que los «consumidores vulnerables» puedan financiar la energía destinada a calefacción, agua caliente sanitaria o cocina. Hay que decir que el bono social térmico es una ayuda complementaria al bono social eléctrico, que se concede automáticamente en un pago único anual, por lo que para beneficiarse de uno hay que ser beneficiario del otro a 31 de diciembre del año anterior. Y no, no se concede de manera automática a familias numerosas, caso de la del señor Ossorio. Hay que solicitarlo expresamente a la comercializadora de electricidad. 195,82 euros, que es mucho dinero para familias cuyos ingresos ronden el salario mínimo, pero que son calderilla para el vicepresidente de la Comunidad de Madrid, cuyos ingresos declarados son de 105.000 euros brutos al año y cuyo patrimonio supera el millón de euros.

Como es bien sabido, hasta ahora no era necesario para las familias numerosas justificar un determinado nivel de renta para percibir estas ayudas, con lo que este cargo político del Partido Popular, por supuesto, no es sujeto de reproche administrativo o penal alguno. Sin embargo, otro gallo le canta desde un punto de vista ético y moral. Mucho más si acudimos a la retahíla de manifestaciones públicas y salidas de pata de banco que se le atribuyen en relación a su valoración de las personas más desfavorecidas de la capital de España y de su entorno, que o no existen para él o son gentes mantenidas, subvencionadas o cazadoras de 'paguitas'. Es muy difícil superar semejante hipocresía.

Y no piensen ustedes que este señor se ha escondido bajo el atril, junto a los y las 'pobres' que aún sigue buscando en ese lugar, avergonzado por la infinita vulgaridad de la que hace gala casi a diario. Qué va. El fariseísmo que rezuman por sus poros los iliberales de esas tierras mesetarias, les proporciona un caparazón de impunidad que les hace invulnerables al bochorno. «Creo que es perfectamente ético beneficiarme de esa ayuda como hago de todas las ayudas que hay para las familias numerosas», dijo bien erguido sobre el atril. Las subvenciones que él recibe ni son 'paguitas' ni él es un subvencionado ni un mantenido. Supongo que se encuadrará en ese grupo definido por su 'jefe', Alberto Núñez Feijóo, como 'gente de bien'.

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Pero, como decía, no está solo sobre el escenario en este 'teatrillo' de mala muerte. Que hasta ahora se sepa, de su mismo partido le acompaña Alfonso Serrano, número dos del PP de Madrid -que cobra como ¡vulnerable severo!, según reconoció él mismo-, al que tampoco se le ha visto demasiado sofocado en sus manifestaciones. Todo lo contrario de la líder de Más Madrid en la Asamblea madrileña, Mónica García, también beneficiaria de la misma ayuda a través de su marido y que no ha dudado en lamentar este hecho: «Reconozco el error. No lo necesito. Voy a estudiar cómo devolverlo», dijo nada más conocerse la noticia. Por su parte, Juan Lobato, portavoz del PSOE en la Asamblea y que también ha formado una familia numerosa, no es beneficiario del bono eléctrico naturalmente porque nunca lo ha solicitado.

Y de esta cochambre, ¿qué lección entresacamos una vez más? Que un buen número de los presuntos y las presuntas liberales de este país, sobre todo en el ámbito político, no tienen ni la catadura moral ni la experiencia ni la formación necesarias para presumir de semejante ideología, Y que los españoles y las españolas en general, mientras sigamos exhibiendo semejante 'morro' con el dinero público, tendremos que seguir escalando las montañas de burocracia que se nos exigen desde Europa cada vez que pretendamos acceder a una subvención. Sencillamente, no somos de fiar.

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