Baeza multicolor

Sus palabras no adolecieron de paternalismos ni equidistancias hipócritas, antes al contrario, las suscribiría cualquier activista del colectivo LGTBI+. Igual podría decirse de otro de los políticos del Partido Popular protagonistas de la noche, Jaime de los Santos González, merecedor del premio en la modalidad de 'Participación pública'. Refiriendo este, además, el teatro de Federico García Lorca –autor asesinado por la jarcia franquista- como una de las inspiraciones de su trayectoria vital. Y diciendo cosas como estas: «la cultura cambia el mundo, es el pilar fundamental para que las sociedades mejoren, y yo tuve la suerte de tener unos padres que consideraron que el teatro era el mejor lugar para educar a su hijo»; «Federico me cambió la vida, y en los amores de 'Don Perlimplín con Belisa en su jardín' descubrí que incluso la diversidad es proclive para el cambio, y el cambio la base fundamental para el amor»; «somos un país ejemplar, una democracia joven que, sin embargo, ha conseguido ser una de las más igualitarias del mundo, de las más garantes en lo que a los derechos del colectivo LGTBI+ se refiere»; o «a Federico lo asesinaron por homosexual, por rojo y, sobre todo, por ser un hombre libre».

Mi marido y yo –que procuramos acudir cada año a este evento- nos mirábamos ojipláticos y encantados de escuchar a dos políticos del Partido Popular expresarse en estos términos. Pero también nos preguntábamos por qué todo es tan diferente fuera de esa burbuja de libertad, igualdad y justicia democristianas que era el Teatro Montemar; dónde estaban metidos Pedro Javier Cabrera y Jaime de los Santos –y, supongo, que Javier Maroto, Fran Sánchez o Noelia García, entre otros y otras- cuando su partido pactaba y pacta con la extrema derecha –heredera directa de los asesinos de Federico- aquí, allá y acullá, o cuando votó en contra de la ampliación de derechos del colectivo Trans, o cuando también votó en contra del matrimonio entre personas del mismo sexo –presentando incluso un recurso de inconstitucionalidad ante el TC-. De tal modo que unas palabras tan felices, incontrovertibles y audaces como las que pudimos oír el sábado por la noche en Baeza, de boca de estos dos políticos 'populares', se vaciaban de credibilidad conforme penetraban por nuestros oídos y entraban en el espacio del entendimiento.

Ahora bien, en lo que sí hubo un acuerdo unánime, en el fondo y en la forma, fue en agradecer y reconocer la gran labor desempeñada por el 'alma mater' –en palabras del propio alcalde- de esta feliz idea que es Baeza por la Diversidad: Luis Ramírez. Un hombre discreto, afable y, sobre todo, eficaz, que ha conseguido mantener vivo este evento durante catorce años. Luchando contra carros y carretas de la mano de otro de los premiados en esta edición, Joaquín Álvarez de la Roza, y de mujeres como la tan recordada Juliana Catalán, Carmen Salazar o la actual concejala de Igualdad, Margy Moreno. Y es que, siempre orgulloso tanto de su labor profesional como de su trayectoria vital y con el constante apoyo de su marido, ha conseguido poner a Baeza en el candelero de las ciudades LGTBI+-friendly de España. Eso sí, tendrá que seguir batallando contra rocosos prejuicios para que las calles y plazas baezanas se vistan orgullosas de arcoíris durante estos días y que esos colores no queden arrinconados en el limitado espacio de un pequeño cartel.

Y así Baeza sirva aún más como ejemplo al resto de esta provincia, tan pacata casi siempre a la hora de defender los derechos LGTBI+. Siquiera en celebraciones como el Día Internacional contra la Homofobia y la Transfobia, que tan solo se hace visible en la mayoría de los municipios, aun con gobiernos progresistas, por la tímida colocación de banderas, más o menos grandes, más o menos ridículas, en las balconadas de edificios consistoriales. Y es que, aunque cueste reconocerlo, por estos lares sigue siendo más doloroso desembarazarse de un prejuicio que de una muela.