Los políticos

No tengo pruebas, pero tampoco dudas, de que si el CIS de Tezanos hiciera ahora mismo una de sus encuestas exprés el primer problema para ... los españoles no sería la inmigración, el paro o el precio de la vivienda. Sería los políticos, así al bulto. Me va a salir una columna populista y oportunista, lo sé. Pero es un tema al que vengo dándole vueltas y, después de lo visto estas dos semanas, empezando por Errejón y terminando por Mazón, por Sánchez y Feijóo… ¿Qué quieren que les diga? El recibimiento que dispensaron ayer a Sánchez, Mazón y los Reyes es lo suficientemente elocuente. Tiempo habrá para echar la vista atrás y analizar la concatenación de decisiones erróneas y de dudas y titubeos que contribuyeron a agravar una situación insólita. Los cómo, cuándo y por qué. Y, sobre todo, el por qué no. Pero, insisto, ya habrá tiempo. Siento ponerme tremendista, pero tengo sensación de colapso. De que el Estado, entiendo por tal a los gobiernos central y autonómicos, no llega. De que sus representantes no están a la altura. De que nos vamos al carajo, o sea. Lo de los trenes, por ejemplo. Ahora, que hasta los AVE van a sufrir retrasos o cancelaciones es algo que damos por descontado. Hasta hace no tanto tiempo, eran garantía de fiabilidad. Tardarían más o menos, pero salían y llegaban a su hora y te podías organizar. Ya no. ¿Hablamos de la Sanidad? ¿De las listas de espera? ¿De la lotería que es pedir una cita? ¿De la precariedad de sus trabajadores? ¿Hablamos de la Educación? Las famosas joyas de la corona, cada vez más sucias, gastadas y deslustradas, para regocijo de las privadas, sean clínicas, colegios o universidades. Y mientras los servicios esenciales se van empobreciendo, la mayoría de los políticos —siempre hay excepciones, afortunadamente— para lo único que parecen estar es para sus peleítas, rebatiñas y broncas. Para enfangarse e insultarse. Para hacer quedar mal al rival, al que se considera cada vez más un enemigo a batir o eliminar. No es de extrañar que, ante este panorama, los populismos antisistema ganen cada vez más adeptos. El lema 'Sólo el pueblo salva al pueblo' apela precisamente a ese espíritu. Y es como para pensárselo.