No sé qué me da más miedo
Jesús Lens
Miércoles, 6 de noviembre 2024, 00:18
Siendo crío me comí unos macarrones con tomate frito 'florecido'. No me di cuenta de que tenía moho y, como era —y sigo siendo— un ... bribón, empapucé la pasta con mucha más salsa. Y me puse a morir, claro. ¿Se imaginan que, años después, viendo otro bote de tomate coronado de blanco, con tal de aprovecharlo y no tirarlo, me arriesgara de nuevo a echárselo a la lasaña? ¿No sería de género tonto? Pues perdonen lo grosero y lo burdo de la comparación, pero así veo a los negacionistas del cambio climático.
Da lo mismo que los científicos digan que estamos sometiendo a la Tierra a unas presiones cada vez más insoportables y que fenómenos como la dana de estos días van a ser cada vez más frecuentes, dañinos e incontrolables. Para algunos, en otoño siempre hay gotas frías, inundaciones, danas o como se les quiera llamar ahora. Y no hay más que hablar. Saben más que los científicos. ¡A ellos les van a decir esos listillos de bata blanca!
Si por ellos fuera, ni las vacunas se habrían inventado. Los críos mueren a puñados y sólo los más fuertes sobreviven. Toda la vida ha sido así. ¿Y los antibióticos? Otro invento de a saber quién y con qué objeto. Seguramente para hacerse rico y controlar a la población.
¿Dejamos de usar combustibles fósiles y de aparcar el coche en la mismísima Puerta Real, por mucha contaminación que masquemos? ¡Amos, anda! Imposiciones de rojos y comunistas. Hay que aprovechar hasta la última gota de petróleo, con independencia de lo que acabe pasando. Con lo bien que vivimos así… ¡Los que vengan detrás, que apenquen!
Y luego están los que sí creen en los científicos, pero como genios del mal. Científicos locos que trabajan mano a mano con los gobiernos en la sombra —¿qué gobiernos serán?— para manipular el clima. No les voy a poner aquí las siglas ni las palabras clave de todas esas teorías de la conspiración que ustedes ya saben: no quiero darles ni un ápice de visibilidad.
No sé qué teoría me da más risa. Y más miedo. La del «en verano hace calor» o la del «quieren acabar con nosotros». Lo llamativo es cuando la misma gente comparte ambas teorías y, por un lado, desprecian a los científicos y, por otro, les provocan pánico con su maldad. Habría que aclararse un poco, ¿no?
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