Loca Academia

¿Cómo se quedan? Espero que, para el día de su incorporación a semejante puesto, el Ayuntamiento convoque a los medios de comunicación, que una noticia así le pelearía minutos de Telediario al mismísimo cónclave papal.

Como saben que es una vergonzosa ignominia, han tratado de cubrirse las espaldas con excusas administrativas que terminan con un indecente «sin suponer en ningún caso privilegio alguno ni ascenso». ¿No te jode? Hasta ahí podíamos llegar.

Lo más significativo, sin embargo, lo más llamativo e indignante, es que a la plaza de la discordia no se accede por concurso, sino que es de libre designación. ¿Quién ha firmado con su nombre el papelito?

Pero sigamos con la noticia: «El objetivo de la academia es preparar para las oposiciones y ofrecer formación». ¿Ven? Ahí sí llevamos mucho ganado, que además de todo lo dicho en el primer párrafo, el tipo en cuestión también está investigado por los amaños de las pruebas de acceso al cuerpo policial. Desde luego, su experiencia debe ser superior a la media.

Estoy siendo irónico porque los dedos con los que tecleo estas líneas se niegan a reproducir la sarta de insultos que vomitan mis neuronas, incapaces de comprender tamaño despropósito. Seguro que, dicen, hay razones administrativas. ¿Les puedo decir lo que pienso que podrían hacer con ellas?

Que un acusado de malos tratos y de romper la orden de alejamiento a su expareja e hijas, un manipulador que podría haber corrompido el sistema Viogen usando a otros agentes, sea nombrado jefe de estudios de la escuela es un dislate de tal calibre que no entiendo como no se les cae la cara de vergüenza a quienes, por acción y por omisión, permiten semejante barrabasada.