Lemaitre, atrapado por la historia

Déjenme que, en esta columna, me centre en el propio Lemaitre, con el que ayer tuvimos la ocasión de conversar durante una hora a través de Zoom. Me quedo con algunas cuestiones esenciales. Primero: «¡Viva la edad!», como exclamó el autor francés ganador del Premio Goncourt. A sus casi 75 años se siente libre para escribir lo que le da la gana y como le da la gana; para contar lo que le apetece en cada momento sin sentirse obligado a responder a las expectativas de nadie. Íntimamente ligado con ello, otra declaración de principios: «La nostalgia es una enfermedad que nos acecha a medida que nos hacemos mayores». ¡Me encantó! Se lo he dicho otras veces: me llevo fatal con la nostalgia y su mirada edulcorada hasta el empalago. Una mirada al pasado, por lo general, facilona, interesada, corregida y manipulada.

El novelista señaló que esa nostalgia nos impide comprender, de verdad, los tiempos de los que venimos, haciéndonos sentir que el pasado era mejor y más deseable que la época que nos ha tocado vivir, cuando lo que debemos hacer es luchar por un futuro mejor para nosotros y para las generaciones venideras.

Termino enlazando con una paradoja espacio-temporal a la que aludió Pierre Lemaitre: temas de los que habla en sus libros, desde el colonialismo a la Guerra Fría y el terror nuclear, que eran propios de ese siglo XX que está novelando sin prisas pero sin pausas; vuelven a ser actualidad y a estar en un preocupante primer plano de la geopolítica internacional, ocupando las portadas de los periódicos. Lo que dice muy poco de nosotros mismos, por otra parte. Esta conclusión ya es mía.

«La historia me ha atrapado. Y eso es un drama», dijo Lemaitre en un momento dado. Porque en 'Un futuro prometedor' también cuenta el brutal episodio de una agresión sexual a una niña. Y justo ahora se está juzgando en Francia a un cirujano acusado de abusar de 299 pacientes menores de edad a lo largo de 25 años. Terrible, efectivamente.