Opinión

El clima, enloquecido

Jesús Lens

Granada

Miércoles, 30 de octubre 2024, 22:57

El martes teníamos una cita en Palacio de Condes de Gabia con Juan Torres-Molina y Julio Grosso para hablar de exhibición cinematográfica en el ... marco de Filmin In Granada y de las actividades previas a la celebración de la gala de los Goya en nuestra ciudad.

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Ese mediodía debía haber salido a trotar, pero lo negro de los nubarrones me desanimó. Me sentí un flojo, un 'excusitas' y un cagalitroso. Cuando un rato después vi la que se lió, me alegré sobremanera por mi cobardía. A eso de las cinco de la tarde seguían los rayos, truenos y centellas. Miré el móvil por si Julio desconvocaba, pero no. Así que a las seis, aprovechando que el cielo daba una tregua, me calcé mis zapatos de Gore-Tex y me eché a las calles. Como iba a llegar temprano, quería ver con tranquilidad la exposición sobre Tombuctú, de Irene López de Castro.

¡Qué sorpresa al comprobar la cantidad de gente que pasó de las inclemencias del tiempo y vino a la charla! Más de dos horas estuvimos cascando. Al salir, enardecido por un pico de euforia, me fui de tabernas con los fieles amigos del club de lectura que nos habían acompañado. Al volver a casa, cerca de la medianoche, hacía frío y las calles estaban desiertas. Me hundí bajo el edredón y me puse a leer. También agradecí a la gente en las redes que hubiera desafiado a la DANA, sin dejarse amilanar por las lluvias.

Por la mañana, una seguidora de Instagram me reconvino: lo que había pasado en otras partes de España era muy grave precisamente porque mucha gente no se había tomado en serio los avisos de las autoridades. Consulté la web de IDEAL y… el horror: decenas de muertos y desaparecidos en la Comunidad Valenciana. Me quedé mudo y paralizado.

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Julio Grosso, al vernos en Condes de Gabia, me confirmó que había consultado los pronósticos de la AEMET y que no daba lluvias para la hora de nuestro encuentro. Se lo agradecí, que yo no había mirado nada. Ahora me siento culpable de ir por la vida a tontas y a locas. No podemos decir que el tiempo está loco. Al tiempo lo estamos enloqueciendo a marchas forzadas y los científicos han avisado de que estos fenómenos tan salvajes serán cada vez más frecuentes, súbitos, imprevisibles, lesivos y destructores. Pero nosotros seguimos sin tomárnoslo en serio.

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