Jaén Merece Más o la atracción por el vértigo
Lo que se rompe no siempre se puede pegar. La 'Project Manager' Reconciliación deja nubarrones sobre la estrategia. Los 'merece' juegan con fuego. «Es un partido exigente»
Milan Kundera se pregunta qué es vértigo. «Es algo diferente del miedo a la caída. El vértigo significa que la profundidad que se abre ante ... nosotros nos atrae, nos seduce, despierta en nosotros el deseo de caer, del cual nos defendemos espantados» ('La insoportable levedad del ser').
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El presidente de Jaén Merece Más repitió esta semana que no se les puede exigir que hagan todo en cuatro años. Está claro. Sin embargo, firmaron con el PP para la alcaldía 101 medidas a corto, medio y largo plazo, algunas que trascienden la capital. Luego vieron que en los presupuestos andaluces de mitad de legislatura venía más bien poco; pidieron entonces al PSOE aves, autovías, autopistas eléctricas y 600 millones para la deuda municipal que no se la salta un galgo, y rompieron ramales cuando vieron que no habría presupuestos estatales nuevos; volvieron con el PP y, como ya no había mucho más que pedir, han cambiado el notario por un gestor de proyectos y acordaron ejecutar y agilizar lo mucho pactado, a la vez que se definen como «un partido exigente».
JM+ parece atraído por el vértigo, por abarcar mucho, a riesgo de apretar poco, por someter al otro a un estrés crónico, por mantener la tensión y, por tanto, la inestabilidad de gobierno, sin descartar nuevos «tirones de orejas y no pasa nada», o eso piensan. «Tenemos disposición a la estabilidad», pero acto seguido dejan clara su prioridad: «Trabajar por Jaén, siempre exigiendo». Gobierno y oposición a la vez.
Y lo justifican en la situación de la ciudad y provincia, que es verdad, en la «deuda histórica», el «ninguneo», el aquí no se ha hecho nada en 40 años (como si antes sí), en que los demás no reivindican a sus jefes y en que ellos son los únicos que defienden a Jaén por encima de cualquier cosa. Eso dicen. Sin olvidar que como partido también tienen sus exigencias internas, como la necesidad de demostrar su utilidad, conscientes de que les va en ello la supervivencia. Por eso se sienten atraídos por el vértigo, por esa exigencia de «máximos». Una atracción que puede ser fatal, o no.
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En realidad, nadie les exige tanto ni tan pronto, y ese maximalismo autoimpuesto les puede pasar factura por la ansiedad o por no poder cumplir tantas expectativas. No porque lo que pidan no sea deseable, sino porque no sea fácil, y más con solo tres concejales en un ayuntamiento.
Y luego está el riesgo de estrés conyugal y de que acaben sin pareja. Las coaliciones políticas no son solo un matrimonio de conveniencia como se cree, requieren un mínimo de confianza mutua y también importa el factor humano, entre los concejales y entre los dirigentes de los partidos. ¿Cómo se pueden confiar al socio los entresijos de cualquier proyecto futuro si no sabes lo que durará la relación o cuándo se irá con el otro?
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AMOR IMPOSIBLE
El presidente de JM+ aseguró esta semana que «no hay ninguna posibilidad» de acuerdo con el PSOE, pero a renglón seguido matizó que «ahora mismo». «No sabemos lo que pasará dentro de un año o de dos», abundó. En realidad, todos saben que esa relación es imposible, pero en público JM+ no la quiere descartar porque esa es su espada de Damocles para que el PP no se relaje. El portavoz municipal socialista ya dejó dicho que «con estas condiciones es imposible». Léase condiciones y dirigentes. ¿Fue sincera la negociación entre ambos o fue para apretar a la Junta? Pues parece que hubo negociadores de JM+ que sí querían, pues no terminan de ver un trato diferencial de la Junta y, a la vez, podían vender inversiones estatales. Pero también hubo quien no quería y este flirteo les ha servido para presionar, aún más, a los 'populares'.
Está claro que el pacto no iba según quería JM+, más allá de los roces de toda convivencia por quién baja la basura o deja el gel sin tapar. Prueba de ello es que el 'repacto' no incide en medidas nuevas sino en su gestión y agilización, y que se acordó «potenciar la comisión de seguimiento» de las medidas pactadas en junio.
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Y luego está ese factor humano, ese día a día. De los cuatro, al que se le vio más sonriente fue al presidente de JM+. En el otro extremo, su homólogo del PP. En medio, dos bomberos. El alcalde, que no quiso entrar en si vio peligrar la alcaldía, dijo que era «legítimo» que JM+ hablara con otro (bueno); y el teniente de alcalde, que en su día negó que hubiera con el PSOE «una negociación como tal», reiteró su rechazo a los falsos «mantras» sobre su mala relación con el alcalde y los ediles del PP y con el presidente de JM+. Lo cual va camino de convertirse en otro mantra.
Y el PP, perdona pero no olvida. Y quizás tampoco lo primero. El día de antes se reunieron el alcalde y concejales con el presidente del partido y el coach/asesor/psicólogo. Una especie de terapia de grupo en la que el presidente les dijo «sé que están siendo días complicados» y les dio ánimos. Sobre todo al regidor: «Sé que no es fácil estar donde estás, pero esta ciudad algún día te agradecerá tu entrega, tu compromiso y tu implicación».
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La silla eléctrica de la alcaldía ha subido su voltaje. ¡Peligro, no tocar! No tocar las narices, o las orejas. Cuidado con el vértigo y su atracción.
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