No se confundan. El título de esta pieza no va de las altísimas temperaturas que se viven en ese Estado árabe durante los meses veraniegos ... en los que, tradicionalmente, se celebra el Mundial de fútbol –entre 45 y 50 grados centígrados-, ni sobre las que efectivamente van a sufrir los jugadores el próximo mes –aseguran que entre 25 y 30-. Va sobre otras cuestiones que a buen seguro ya imaginarán, dadas las manifestaciones que se están sucediendo estos días, dentro del mundillo futbolístico y fuera de él, alrededor de la conveniencia de celebrar este importante evento deportivo en un país como Qatar.
Que no es un lugar cualquiera. Y, si no, que se lo pregunten al periodista de la televisión pública alemana ZDF que entrevistó esta semana a Khalid Salman, embajador del Mundial y exfutbolista internacional catarí, que exhortó a los homosexuales que acudan a la cita a «aceptar nuestras reglas», porque «la homosexualidad es haram». «¿Sabes lo que significa haram?», preguntó al entrevistador con una media sonrisa, para definírsela a continuación como «daño mental». La cara del periodista alemán era todo un poema. Ante el cariz que tomó la charla, como es lógico esperar de las autoridades de semejante país, tardaron 0,3 en interrumpir la entrevista un par de sujetos del comité organizador. De eso no se puede hablar, claro. ¿Qué imagen vamos a tener de ellos, justo antes del Mundial, si no hay filtros a todo lo que hacen y piensan? Como si hace doce años, cuando se tomó la decisión de que Qatar fuera sede mundialista no hicieran y pensaran exactamente lo mismo que hoy.
Tras este affaire y como es lógico, en Alemania están que trinan con la basura moral que será vertida en nuestros democráticos y liberales domicilios europeos a través de las pantallas de nuestros amados televisores. Pero el que ha dado en la diana con su análisis ha sido el entrenador del Liverpool, también alemán, Jürgen Klopp –¡qué bien me cae este tío-. En este caso, opinando en rueda de prensa acerca de las condiciones laborales de los trabajadores que construyeron los estadios: «He estado pensando: 'oh, vaya, es difícil construir estadios en Qatar porque tienes que hacerlo en verano a 50 grados de temperatura o lo que sea'. Eso no es bueno para una persona, estar bajo el sol haciendo trabajo físico. Es imposible, para ser sinceros. Pero nadie ha pensado en esos trabajadores. Ha habido muchas oportunidades de denunciarlo desde la concesión del Mundial. Vosotros –refiriéndose a los periodistas- deberíais haber mandado ese mensaje. Y no habéis escrito grandes artículos críticos sobre el asunto. Porque son 'las cosas de Qatar'. No, las circunstancias son claras. Todos somos culpables». Otras figuras del balompié mundial se han adherido a las críticas. Tal ha sido el caso de Eric Cantona, Raúl García, Sadio Mané o Sócrates.
O Jorge Sampaoli, entrenador del Sevilla, que dijo el lunes lo siguiente: «La FIFA determinó que se juegue en un lugar que no se debería haber jugado, en una fecha que no se debería haber jugado, pero todo por plata, todo un negocio. Entonces, aceptamos el negocio y vamos todos para adelante, porque el tema es que como esto es un gran negocio y se deja por de lado todo lo demás, después las consecuencias las paga otra gente, la de más abajo». Así ha sido, así es y así será mientras Occidente le ría las gracias a esta gentuza cuya ausencia de valores humanos y democráticos es silenciada a cambio de sus ansiados petrodólares. Dejándonos representar, aquí en España, por gentes tan poco dignas de confianza como Luis Rubiales o Gerard Piqué, un par de 'chulitos' cuyos turbios negocios quedaron evidenciados por las escuchas que hizo públicas el diario digital El Confidencial.
Así que, es más que evidente que el infierno de los derechos humanos, de la democracia, de las libertades individuales y de la decencia –tal y como la entendemos en este lugar de la tierra- está en países como Qatar. Y difícilmente puede explicarse, si no es poniendo por delante de todo ello los motivos económicos, que el conjunto del fútbol alrededor de la tierra decidiera celebrar un Mundial en el averno. Como se celebra en Emiratos Árabes ese invento de los dos 'chulitos' que es la Copa Mundial de Clubes. Para mayor gloria de esos varones heterosexuales, muy varones y muy heterosexuales, que reinan a sangre y fuego en el reino de las tinieblas.
¿Tienes una suscripción? Inicia sesión