Ganivet y la España austriaca

Ganivet contemplaba las relaciones exteriores de España, sobre todo a lo largo de la Edad Moderna, «como una rosa de los vientos» y, en ella, era la Casa de Austria la que había puesto a España en Europa. Para reafirmar aún más esta idea, llama a este período «etapa hispano-europea» de nuestra historia. Afirmación bien cimentada, si a los hechos históricos nos remitimos, pues los dos siglos de gobierno Habsburgo supusieron la integración de nuestro país en la política europea a través de muy estrechos lazos con Viena, Bruselas, Milán y hasta con Londres (Felipe II vivió varios años en Inglaterra como consorte de su segunda esposa, la reina María Tudor ); la destacada influencia de la cultura y el arte austriaco y flamenco, como es fácil observar con un simple paseo por el llamado 'Madrid de los Austrias', y un larguísimo etcétera que excedería con mucho la obligada brevedad de este artículo. Conviene destacar que esta influencia no se limitó a la Casa Real y élites más o menos cercanas a la misma, sino al conjunto de la sociedad, hasta el extremo de que una parte de la historiografía que estudia aquella época, no contenta con la expresión 'España de los Austrias', opta por la todavía más significativa de 'España austriaca'.

Varias reflexiones más en este libro sobre el gobierno Habsburgo en España dejan entrever la valoración que hace el autor de este período histórico, así se posiciona a favor de la política de Carlos V frente a la rebelión comunera, alaba al césar por haber sabido triunfar en tantos y, según Ganivet, «contradictorios» frentes a la vez, así como también hace hincapié en la honestidad y profunda españolidad, pese al origen extranjero de la Casa de Austria, de Felipe II.

Cuando el filósofo granadino dedicó este libro a su padre, antiguo soldado, quizás recordaba (porque el verdadero historiador recuerda, más que imagina) la estela de gloria militar de los Tercios, una máquinaria bélica casi perfecta y al mismo tiempo uno de los emblemas de la España austriaca. Tal vez tampoco sea capricho del destino que él mismo, que tanto insiste en su libro en la importancia del territorio para el carácter y el espíritu de quienes nacen o viven allí, naciera en Granada, una de las ciudades españolas más ligadas, por su historia, tradición y riqueza monumental, al emperador Carlos V y a la dinastía Habsburgo.