Aún nos queda la comunicación empática
Francisco José Reyes Martín
Viernes, 17 de marzo 2023, 23:28
Siempre he pensado que el apocalipsis social no estalla porque la suficiente mayoría de personas no han colapsado ese día con un mismo problema. Hay ... un número exacto de personas que debido a su posición de poder, vuelven al mundo un lugar estresante para vivir. Sus malos días contienen acciones que podrían hacernos despedir la vida como la conocemos por acciones como: ataque nuclear, invasiones ilegales, leyes que empeoran derechos sociales, precariedad. Aunque estamos unidos, el sistema colapsa y no responde como colectivo porque no tenemos conocimiento para enfrentarnos a ellos, pero sobre todo, nos falta comunicación empática para entender a los demás. Todos los días hay abusos, situaciones insostenibles cargadas de opresión y angustia variadas y, parece que la sociedad, carente de empatía y organización, no responde con un contundente golpe.
Nuestra sociedad ha perdido su identidad cuando no consensúa el dolor acumulado, debido a un sistema económico que cambia el lenguaje a uno basado en la individualidad. La individualidad proyecta aislamiento en el individuo sumado a una economía que lo explota, lo que lo hace vulnerable. Tu vecino, tu amigo, tu pareja, o tú, podéis ser los siguientes. ¿Qué pasa en estas situaciones de vulnerabilidad? Son salvadas por quienes nos rodean, teniendo que soportar el dolor de su ser querido como pueden. Aquellos que nos cuidan y guían en un mal momento o las técnicas de autocuidados a tiempo, inevitablemente son la respuesta. Lo importante es poder ofrecer ayuda, sin embargo, esto requiere de herramientas para facilitar la tarea, y el individuo aún no sabe que existen o desconoce cómo acceder a ellas. Dones escondidos como son: la escucha activa, la comunicación asertiva, la empatía, cuidar de uno mismo, aislarse de la sociedad siempre que sea necesario, apagar el móvil, marcar límites, entre otros. De ahí la importancia de empatizar con aquellos colectivos vulnerables, luchas sociales y concienciarse en salud mental, que nos hacen crecer, mejorando nuestro vocabulario, comunicación, capacidad de detección de conflictos, visión del espacio social y sus distintos enfoques…
Los malos días van a seguir existiendo y nosotros debemos estar cada día más preparados. La importancia de ampliar las sensibilidades en el sistema educativo y reeducar la sociedad es vital para poder responder ante esta opresión social. El colectivo como entidad ha perdido poder por falta de conocimiento del estado de los eslabones que lo componen. Por ejemplo, no sabemos nada o más bien poco de dependientes o discapacitados y, solo si llegamos a vivirlo de cerca, empezamos a explorar lo que se siente, a veces a través del ensayo-error. Nos han educado con frases como «cuidemos a nuestros mayores» pero, realmente no sé nos ha explicado que difícil es hacerse mayor o que es la vejez y de qué forma gestionarla. También en la frase «cuidemos la salud mental» como sociedad no sabemos del todo de personas vulnerables como son las víctimas de bullying, ansiedad, TCA (trastorno de conducta alimentaria) depresión, esquizofrenia, demencia, episodios de suicidio, etc. Escuchamos estas frases y pensamos que ya aprenderemos si nos toca vivirlas. Somos torpes en la prevención, gestión y cuidado ante estos gremios vulnerables hasta que nos pasa a nosotros o uno de los nuestros. Esa concienciación social es fundamental para movilizar al colectivo si queremos cambios drásticos.
Nos tenemos los unos a los otros, si, pero aún nos queda. La sociedad pide a gritos un cambio de paradigma así como limpiar y reordenar la herencia generacional para mejorar el lenguaje y la capacidad de respuesta consiguiendo gestionar mejor con nosotros mismos y los demás los casos de vulnerabilidad y conflicto. Así, si alguien tiene un mal día, una mala racha o sufre un abuso, podemos acompañarlos en su recuperación más satisfactoriamente.
Movimientos como el 15M lo único que demostraron es que habíamos sufrido una dura crisis y nos movilizamos en respuesta, pero, había que actualizar la comunicación empatía para entender a los demás, justo cuando más vulnerable se estaba. Por esta razón no surge otro 15M. Sin embargo el 8M sigue adelante. Aún nos queda.
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