Las fotos del padre Ferrer
Puerta Real ·
El libro de Manuel Titos sobre el padre Ferrer está cargado con las anécdotas y el entusiasmo de quien fue maestro de muchas personas a quienes enseñó a subir a ese otro mundo que es nuestra sierraCuando lo entrevisté hace varios decenios, con ocasión del primer tomo de su gran libro 'Sierra Nevada y la Alpujarra', él, que había dedicado su ... vida también a educar a niños y adolescentes, ya estaba preocupado sobre la falta de civismo de los montañeros o excursionistas domingueros que dejaban los maravillosos parajes de nuestra tierra llenos de basura o arrancaban plantas únicas. Optaba por intervenciones humanas prudentes y controladas, sin rendirse ante «el lucro desmedido». Y clamaba por una «conciencia colectiva», orientada hacia el cuidado y protección de nuestra Sierra. Siempre que podía encontraba un rato para subir, me contaba, a veces a pasear, otras a fotografiar, o acompañar a muchos que querían ver la sierra con alguien que conoce todos los secretos, incluso los que no se pueden contar con palabras, porque solo se pueden vivir.
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El profesor Manuel Titos me ha hecho recordar esa charla, que reseña en su libro biográfico del padre Ferrer, titulado 'Manuel Ferrer S.I., Iglesia, Educación y Montaña' y ha coordinado la exposición sobre su legado fotográfico, que puede verse en la Biblioteca de Andalucía. De esta manera se conmemora el centenario del nacimiento en Padul del más fiel montañero, que hizo de Sierra Nevada el lugar que orientaba el ritmo de su vida, dedicada a sus deberes pastorales, muy variados e intensos y paralelamente a recorrer y fotografiar los miles de detalles del esplendor de la sierra que preside nuestras vidas.
El libro del historiador Manuel Titos es preciso en los matices de una vida plena de aventuras de todo tipo y está cargado con las anécdotas y el entusiasmo de quien fue maestro de muchas personas a quienes enseñó a subir a ese otro mundo que es nuestra sierra, tan cerca y tan lejos a la vez, tan desconocida y maltratada también.
Una parte muy interesante de esta obra son los testimonios de un grupo de catorce amigos, o alumnos, o compañeros, a los que conducía hacia lo alto, y les hacía experimentar los efectos de las montañas. Eran los llamados en la época 'los estanislaos'. De manera paralela, investigaba incansablemente, buscando la ayuda de los expertos en las variadas disciplinas científicas que desvelan la vida de las cumbres. La mayoría (si no todos) están de acuerdo en que el legado del padre Ferrer no se encuentra solo en los libros, o en sus innumerables fotos, sino muy especialmente en la vida de las personas que se encontraron con él y les dejó una huella que los han marcado. Por ejemplo, dice Aurelio: «Uno de sus caballos de batalla era enseñarnos a ser honestos, responsables, solidarios y también que aprendiéramos a ser libres, independientes, con criterio propio». Mariano evoca: «Recuerdo al padre Ferrer guiándonos como hace un perro pastor. Iba desde la primera oveja a la última descarriada que se retrasaba y lo animaba diciéndole 'tú puedes'. Y añade dirigiéndose al padre Ferrer: «Me inculcaste ese amor por la montaña, las alturas y sus gentes. Es seguramente lo más grande que he hecho en mi vida».
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Maestro de montañeros, educador para la vida. Ese «tú puedes» marcaba todo un camino de futuro.
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