La firmeza de Biden con Rusia

El presidente Biden no esconde cuál será su posición, y la de EE UU, con respecto a Rusia y a Putin. Y en nada se ... parece a la que mantuvo Trump, quien mostraba simpatía por el líder ruso. Sin contemplaciones, Biden dijo de él que «es un asesino», que ya vio que tras sus ojos «no había alma» cuando lo conoció durante su vicepresidencia con Obama; y le amenazó con represalias –«prepárate», le dijo– si se descubre que hubo injerencias en el proceso electoral que le llevó a la Casa Blanca. Los servicios de inteligencia americanos, que atestiguaron que cuatro años atrás Moscú sí interfirió en las elecciones, lo que benefició a Trump y perjudicó a Hillary, han detectado que también esta vez ha habido intentos de hacerlo, pero sin éxito alguno. El portavoz del gobierno ruso, Dmitry Peskov, como es lógico, ha desmentido cualquier intento de interferir en la política norteamericana y ha lamentado que las presidencias EE UU comiencen siempre con sanciones a Rusia. Esta vez, cabía esperar la dureza porque la democracia ortodoxa recela siempre del autoritarismo, no puede aceptar el imperialismo expansionista de las potencias no democráticas y, aunque la guerra fría haya concluido, ha de contener las presiones sobre la comunidad libre.