La FIFA y la libertad de expresión
La polémica ha ido mucho más allá cuando varias selecciones habían anunciado que sus capitanes saltarían al campo con el brazalete de capitán de color arcoíris
Desde que se designó a Qatar como país organizador del mundial de fútbol, se han sucedido una tras otra las distintas polémicas. Polémicas que han ... puesto en evidencia tanto a la FIFA, como al país organizador. A la FIFA por hacer un campeonato del mundo de manera atípica, por lo inédito de las fechas, y sobre todo por el coste económico, al ser el Mundial más caro de la historia, pero al final la FIFA ha terminado por hacer oídos sordos y arrodillarse ante los petrodólares.
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De todos era conocido que esta fase final de la Copa del Mundo se celebra en una país donde los derechos humanos están en tela de juicio y, por supuesto, muy en entredicho, al no respetarse de una manera pública y notoria los derechos de las mujeres o los homosexuales, por ejemplo. Por ser, sobre todo este último, un colectivo perseguido y castigado en Qatar, con importantes penas de cárcel, que le infligen un dolor y sufrimiento para aquellas personas que son de esa condición sexual, sin poder revelarlo en publico por temor a los castigos que, en forma de privación de libertad, que le pudieran venir.
Pero la polémica ha ido mucho más allá cuando varias selecciones habían anunciado que sus capitanes saltarían al campo con el brazalete de capitán de color arcoíris. Anuncio que no había sentado nada bien al Gobierno del país organizador, y siendo neutralizado rápida y contundentemente por la FIFA, para tratar de con ello evitar cualquier polémica que pudiera cabrear o enfadar a los Jeques y terminaran por retirar los petrodólares de este campeonato del mundo, resultando ello un fiasco importante, sobre todo dejando bien aireadas las vergüenzas a la FIFA, por no salirle las cuentas económicas en el balance final.
Al final es don dinero el poderoso caballero, y todas las Selecciones que prendían que sus Capitanes saltaran al campo con este brazalete han declinado hacerlo, no ya por la sanción económica que se les había anunciado en su día, sino por la modificación in extremis del reglamento, para poder sacar tarjeta amarilla a este jugador, en la primera advertencia y la roja si dispone de no quitarse el brazalete del color arcoíris que pretendían lucir durante todo el partido, en señal de protesta por la situación de represión que vive el colectivo homosexual en el país organizador.
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El problema es que la FIFA, para salvaguardar su cara frente al Gobierno qatarí, esta vulnerado uno de los Derechos Fundamentales, como es la Libertad de Expresión, que en un país totalitario como es éste, brilla por su ausencia y en esta ocasión la FIFA, con su asentimiento, está siendo cómplice de la vulneración del mismo, al rendirse, a los dictados de los petrodólares, pasando por alto normas de un gran calado a nivel mundial, desde hace mucho tiempo y aceptadas de manera rotunda por la gran mayoría de los países civilizados.
Conviene recordarle a la FIFA que la Declaración Universal de los Derechos Humanos es un documento que marca un hito en la historia de los derechos humanos, que ésta fue proclamada por la Asamblea General de las Naciones Unidas en París, el 10 de diciembre de 1948, la que incluye en su artículo 19 que «todo individuo tiene derecho a la libertad de opinión y de expresión; este derecho incluye el de no ser molestado a causa de sus opiniones».
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