Pepe 'El Tomillero' apura los últimos días de verano porque, aunque en septiembre pudiera darse el caso de que estemos a 40ºC a la sombra, ... ya se sabe que en Almería no sería verano porque, tras la Feria, hay que ponerse la 'rebequilla', esa prenda que antes de la película (1940) de Hitchcock se conocía como chaquetilla o cárdigan. Vamos, que han pasado 82 años desde que nos ponemos la rebeca al terminar la fiesta y nos disponemos otra vez a defender la tradición de la misma manera que defendemos las de las migas cuando llueve y la de los abanicos en el tórrido agosto, haciendo las colas que nuestros abuelos hacían en los tiempos del hambre y el racionamiento. Nada cambia, seguimos igual en ciertas cosas pese a los avances tecnológicos que disfrutamos o sufrimos y menos mal que los abanicos feriales no se reparten en septiembre porque ya sería inaguantable ponerse en fila con la rebeca puesta. Algo tendrá que inventar el Ayuntamiento para mejorar ese reparto. Lo más fácil sería emplear el mismo sistema que se usa para notificar sanciones, tasas e impuestos. A veces parece que se olvida que existe el padrón municipal, ese fichero en el que estamos todos y basarse en él para enviar el abanico evitaría al menos el sofocón y algún que otro mareo callejero. Pero no se preocupen, el año próximo volveremos a pedir lo mismo, salvo que el reparto de recibos impositivos se haga también previa cola ¿kilométrica?
Tras la sugerencia, el aplauso. Muy buena idea la de llevar los juegos infantiles al Parque Nicolás Salmerón. Allí, entre el piso de tierra y los árboles mucho mejor que a la solana ramblera y el sudor caluroso del asfalto. ¿Ven cómo se pueden modificar las tradiciones? Bueno, los juegos infantiles siempre han existido y se han movido por diferentes escenarios, era la Rambla la que no cuadraba. En cuanto a llevar atracciones a los barrios, cuando existe un recinto ferial y diferentes escenarios repartidos en sitios de bullicio, mejor volcarse in situ con las fiestas patronales de los arrabales que atomizar los espectáculos en honor de la Patrona. Las fiestas de Cabo de Gata han sido este año todo un ejemplo a seguir en los distintos distritos que cuelgan farolillos, luces y banderas de colores una semana al año.
Por lo demás, pequeños olvidos y, como desde hace algunos años, el abandono casetero. La Feria, desde que se fue de la Avenida del Mediterráneo al actual recinto, ha dado un paso atrás en este aspecto. Agrupaciones, asociaciones, cofradías, grupos, empresas… dejaron de participar y de poner su sello en un ferial que complementaba las atracciones con los puntos de encuentro. En esto también nos hemos echado en brazos de la hostelería para quitar sentido a la participación popular. Primero se adueñaron de la Feria del Mediodía que, en contra de lo que mayoritariamente se cree, nació del sector Comercio en general y se potenció con las barras de entidades sociales y después se dejó morir la de la Noche en el aspecto del recreo y descanso. Sigue, eso sí, el chunda-chunda de los recintos juveniles. Para aplaudir, y mucho, el Cooltural, que cada edición supera a la anterior y que empieza a ser tradición identitaria de nuestra Feria… hasta que a alguien le dé por cambiar las cosas.
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