Importancia y crisis de las religiones
Enrique Gervilla
Lunes, 23 de septiembre 2024, 23:24
«En el largo viaje de la vida humana la fe es el mejor de los compañeros, lo que más reconforta y la más grande ... posesión» (Buda)
A pesar de los momentos actuales de secularización, las creencias religiosas forman parte esencial de la vida personal, social y cultural de los humanos, pues hemos vivido y vivimos 'en' y 'de' lo religioso, incluso sin fe. Como constata el famoso filósofo y teólogo H. Küng: «Ni el humanismo ateo (Feuerbach), ni el socialismo ateo (Marx), ni la ciencia atea (Freud o Russell) han conseguido suplantar a la religión. El nihilismo fundamental profetizado por Nietzsche es una realidad cuando se ha perdido la fe en Dios. Pero, en la media en que para muchos hombres siga viva la fe en Dios, tal nihilismo no es generalizable».
Hoy nadie duda de la actual crisis religiosa, pero ello en modo alguno supone la muerte general de la religión. Hoy nos encontramos con una religiosidad pluriforme: devocional, popular, folclórica, light, etc.
La naturaleza creyente de los humanos
El tema de las creencias es paralelo a la misma historia humana. Las primeras religiones históricas las encontramos en Neolítico tardío (4.000/3.500 años a Jc), cuyas listas de dioses llegaron a superar los tres millares. E igualmente los egipcios (3.197-525 a Jc) cuyo arte y cultura están imbuidas por creencias religiosas. También los antiguos filósofos nos dejaron constancia de las diversas funciones que desempeñan las creencias, politeístas o monoteístas. La razón de esta permanencia religiosa radica en que los seres humanos se han planteado siempre (más allá de sus técnicas utilitarias) cuestiones que atañen al sentido de su existir, pues como ya afirmó el famoso psicólogo estadounidense Maslow: «El ser humano necesita una trama de valores, una filosofía de la vida, una religión o un sustituto de la religión, de acuerdo con la cual vivir y pensar, de la misma manera que necesita de la luz solar, del calcio o del amor».
Ya Kant, en el 1793, señaló cuatro preguntas ineludibles que los humanos, la tercera alude a la esperanza que abre las puertas a la religión: «1- ¿qué puedo saber? (Metafísica) 2- ¿qué debo de hacer? (Moral) 3- ¿qué puedo esperar? (Religión) 4- ¿Qué es el hombre?»
Cuestión distinta son los diversos sentidos y maneras de entender y vivir la religión. Ya Santo Tomás puso de manifiesto los diversos significados de religión atendiendo a su etimología: 'religare' (ordenación a Dios), 'relegere' (esmero en todo lo que se refiere a Dios), 'reeligere' (conversión a Dios) y 'relinquere' (lo que queda o se trasmite a partir de un origen divino).
Cuidado con algunas creencias
Si bien todas las creencias son humanas, no todas son humanizantes, sólo aquellas orientadas a la mejora de la persona y de la sociedad, pues alientan la ilusión de vivir, reconocen la libertad y dignidad humana y dan sentido a las situaciones límite.
El peligro de las creencias es llegar a convertirse en falsas creencias al abandonar su base razonable y dejarse conducir por la irracionalidad, convirtiéndose así en alienación humana.
Criterios para juzgar la bondad de las creencias
Según Brezinka, Profesor de la Universidad de Wurzburgo, las creencias son aceptables si son humanas y humanizantes, es decir, si se orientan hacia:
1. La humanización, cuyo fundamento es la dignidad de la persona, por cuanto es inaceptable contenidos destinados a la mutilación, manipulación, o destrucción del ser humano en alguna de sus dimensiones.
2. El bien del educando, cuya finalidad es que él sea él mismo. Perder «la mismidad» sería dejar de ser uno mismo, incorporándose a un proceso alienante o gregario. «El interés superior del niño debe ser el principio rector de quienes tienen la responsabilidad de su educación y orientación» ('Declaración de los Derechos del Niño, art. 7').
3. Ser buen ciudadano. Muchas creencias conllevan una dimensión social, una presencia en la 'civitas', por lo que su presencia ha de orientarse no sólo para el bien del educando, sino también para el bien común. Así se recoge en la Declaración Universal de los Derechos del Hombre: «Todo hombre tiene obligaciones para la comunidad, único lugar donde es posible el libre y pleno desarrollo de la personalidad» (art. 27).
4. Utilidad para la vida, orientadas hacia el bien personal y social: mitos, ficciones, poetizaciones, ilusiones, etc.
La religión, un 'plus' a la vida
Las religiones, además de dar respuesta a las necesidades íntimas de las personas, ofrecen un cierto 'plus' a la vida humana, por cuanto pueden:
- Proporcionar un horizonte global de sentido ante el dolor, la injusticia, la felicidad, la muerte…
- Ofrecer el ideal de 'por qué' y el 'para qué' de nuestra existencia.
- Crear una comunidad de fe, fortaleza y la esperanza.
- Impulsar la protesta y la lucha contra las injusticias.
Conclusiones
1. A pesar de los momentos actuales de secularización, las creencias religiosas forman parte esencial de la vida personal, social y cultural de los humanos.
2. No todas las creencias son humanizantes, sólo aquellas que mejoran moralmente a la persona, alientan la ilusión de vivir, reconocen la libertad y dignidad humana y dan sentido a las situaciones límite.
3. Las religiones, además de dar respuesta a las necesidades íntimas de las personas, ofrecen un cierto 'plus' de sentido y finalidad a la vida humana.
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