Las matemáticas son de carne y hueso
«Somos muy conscientes de que la divulgación y popularización del conocimiento es clave para el acercamiento del joven de hoy, futuro científico, al Saber»
Enrique de Amo Artero
Miércoles, 10 de abril 2024, 23:58
El compromiso con el saber en nuestras sociedades tiene diferentes concreciones según desde la perspectiva que se mire. Si se hace desde las administraciones públicas, ... que se deben a la sociedad a la que gestionan, ese compromiso se concretará en planes de innovación científico-técnica que resuelvan los retos que nos llevan a ser sociedades más acogedoras y eficaces. Ahora mismo se es muy consciente del apoyo que ha de darse a la incorporación de la mujer a los grados STEM (Ciencias, Tecnología, Ingeniería y Matemáticas, por sus siglas en inglés).
Si se trata de la mera ciudadanía, cada uno de sus miembros debe estar comprometido con un conocimiento que le haga disfrutar de su dignidad de persona y sepa ubicarse críticamente en el lugar que ocupa. Si, finalmente, se trata de quienes hacemos del conocimiento nuestra profesión, sabemos que nuestro compromiso es la creación y la distribución de ese saber entre el resto de la ciudadanía, pasando por la formación de los futuros profesionales en cada ámbito.
En matemáticas hay dos aspectos que, además de lo ya citado, nos comprometen en gran medida. Uno de ellos es la divulgación científica: si usted se da un paseo por cualquier librería, observará que el número de ejemplares dedicados a la difusión de las matemáticas desde una perspectiva entretenida, lúdica, es enorme.
Asimismo, lo es el número de vídeos que podemos encontrar en las redes, con colegas matemáticos que… cuando han venido a la UAL, ¡se les ha pedido autógrafos por nuestros jóvenes cual estrella de la música o del deporte se tratara! Este compromiso, además, en nuestra Facultad de Ciencias Experimentales, se explícita en el 'Boletín de la Titulación de Matemáticas', con diecisiete años ya editándose, o los dieciséis años de los 'Viernes Científicos', o las ocho del Concurso de Problemas IndalMat, entre otros. Somos muy conscientes de que la divulgación y popularización del conocimiento es clave para el acercamiento del joven de hoy, futuro científico, al Saber.
Pero un segundo ámbito que no está tan trabajado como el anterior y no se concreta en ninguna asignatura de los actuales estudios de grado en nuestra Facultad, es el del conocimiento de la Historia de la Ciencia y sus personajes, en particular, de los matemáticos y matemáticas que han ido aportando su colaboración al edificio del conocimiento científico.
Es importante trabajar mejor esta dimensión por una razón, al menos: las personas de ciencia, los matemáticos en particular, no son seres ajenos y extraños, no se trata de seres sobrenaturales de rara aparición. Es imprescindible que conozcan a las mujeres y hombres que han hecho de las matemáticas su compromiso con la sociedad y su progreso. Un progreso que tendremos que mirar críticamente, buscando su justo reparto entre nuestra vecindad, interviniendo con nuestra voz cada vez que veamos que nuestra creatividad no va dirigida al bien común.
Porque conocer la Historia de la Matemática nos llevará a descubrir cómo Hipatia de Alejandría (355 o 370-415) fue la primera mujer notable en Matemáticas, y que su compromiso la llevó a ser víctima del fundamentalismo de aquella época.
Será interesante saber cómo a ella la precedieron símbolos de la Grecia Clásica como Pitágoras (570-490), Euclides (325-265) o Arquímedes (287-212); cualquiera de estos tres, con resultados que llevan sus nombres. Caeremos en la cuenta de ese gran vacío de investigación que hubo en la Edad Media, pero que sin embargo nos dio al sirio Al-Juarismi -en su reconocimiento, tenemos la palabra «algoritmo»-.
Nuestros estudiantes saben de la existencia de un tal Pierre de Fermat (1601-1665), famoso jurista francés que no escribía la demostración de un resultado «por lo estrecho del margen del libro» que estaba leyendo; y del británico Andrew Wiles (1953), quien demostró en 1995 la veracidad de lo afirmado por Fermat tres siglos antes.
También saben de Isaac Newton (1643-1727) y Godofredo Leibniz (1646-1716), y sus aportaciones al Cálculo; como también saben de Emmy Noether (1882-1935), ensalzada por el propio Albert Einstein (1879-1955), como un genio de la matemática. Pero, posiblemente, y ahí me mojo, sería necesaria una asignatura que mostrase la característica intrínsecamente humana que tiene la creación y la transmisión del saber científico.
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