Durante las dos últimas décadas la tecnología fotovoltaica ha experimentado un desarrollo espectacular exhibiendo tasas interanuales de crecimiento superiores al 40%, contribuyendo además de ... una forma significativa a reducir las emisiones de gases de efecto invernadero. Este crecimiento se ha visto reflejado en una enorme disminución en sus costes de producción, siendo actualmente -en determinadas regiones del mundo- más económica para algunas de sus aplicaciones que la energía generada por centrales eléctricas basadas en combustibles fósiles. Las razones del incremento en el uso de la tecnología fotovoltaica, y de su drástica disminución de costes, se fundamentan en la reducción de los precios del módulo fotovoltaico como consecuencia tanto de economías de escala, como de la experiencia acumulada por los fabricantes para producir más de forma más económica. En dicha disminución de precios también han influido el aumento de la fiabilidad y eficiencia de los módulos fotovoltaicos y la reducción de los costes de instalación, operación y mantenimiento de los sistemas que hacen uso de estos elementos para producir electricidad de origen solar.
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Gracias a su carácter modular y distribuido, la tecnología fotovoltaica es capaz de adaptarse a una amplia variedad de aplicaciones, tanto aisladas como conectadas a la red. En este sentido y para el caso de aplicaciones aisladas, dicha tecnología constituye una herramienta clave para solucionar los graves problemas de electrificación que soportan las familias que habitan en las zonas rurales de los países pobres, donde según las últimas estimaciones del Banco Mundial, aproximadamente 1.000 millones de personas no tienen acceso a la electricidad. Sin su aportación sería imposible conseguir el pleno acceso de la energía y el cumplimiento de los Objetivos de Desarrollo Sostenible de Naciones Unidas.
En cuanto a las aplicaciones conectadas a la red, tanto las plantas en suelo como las instalaciones de autoconsumo están experimentado un enorme crecimiento como consecuencia de la disminución de los costes de producción de la energía. Este excelente panorama actual no hace más que reflejar el resultado de las diferentes políticas de apoyo e incentivos fiscales que con menor o mayor acierto se aplicaron en la mayoría de los países que desde hace unos años apostaron por el desarrollo de esta tecnología.
Líder del sector
En el año 2019, antes de la COVID-19, el mercado fotovoltaico mostraba un comportamiento positivo. De hecho, en Europa se había instalado una cantidad de potencia más de dos veces superior a la instalada durante año anterior (2018). En el caso concreto de España, después de unos años de transición, la situación cambió radicalmente y volvíamos a liderar el sector fotovoltaico en Europa. Prueba de ello es que durante el año 2019 se instalaron un total de 4,7 GW, más de una cuarta parte de todas las nuevas instalaciones europeas, superando con diferencia a las instaladas en Alemania. En 2019, antes de la pandemia, las previsiones para los siguientes cuatro años estimaban que se iban a instalar en España entre 13,3 GW (escenario pesimista) y 26,2 GW (escenario optimista), lo que convertiría a España a finales del 2023 en el segundo país de la UE con más potencia fotovoltaica instalada, solo por detrás de Alemania. Las previsiones a nivel mundial mantenían esta línea optimista y se estimaba que para el año 2050 la energía solar fotovoltaica constituiría la segunda fuente de generación eléctrica más importante, únicamente detrás de la energía eólica, y que el 25% de la electricidad total necesaria a escala global tendría origen fotovoltaico.
Todas estas previsiones se vinieron abajo desde el momento en que organismos internacionales responsables de tales estimaciones se percataron de la magnitud de la crisis sanitaria global a la que nos enfrentábamos. El motivo era obvio: varios mercados clave se vieron considerablemente afectados puesto que más del 85% del suministro de módulos fotovoltaicos proviene de China y de empresas chinas ubicadas en otros países del sureste asiático. Parecía evidente que la cadena de suministro de equipos se iba a interrumpir o, por lo menos, a ralentizar y su efecto en los proyectos en fase de ejecución y en las nuevas propuestas auguraba una casi paralización casi total del sector fotovoltaico.
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Suministro de equipos
Ahora que parece que los peores efectos de la pandemia han pasado y que la actividad económica se va recuperando, y a falta de datos definitivos que permitan analizar de forma más profunda qué ha ocurrido este año y medio en el sector fotovoltaico, sí se puede adelantar que las cadenas de suministro de equipos se mantuvieron casi constantes, pese a que sufrieron algunos retrasos, ya que la mayoría de las fábricas consiguieron reducir mínimamente sus producciones cumpliendo, además, las precauciones sanitarias que sus gobiernos les exigían. De hecho, se estima que el impacto de la pandemia tendrá un carácter transitorio y que su efecto será muy limitado (un estudio reciente cifra que el mercado fotovoltaico europeo se ha visto afectado sólo en un 10%). Además, se prevé que en los próximos años esta pequeña caída en la potencia instalada se recupere rápidamente.
Una buena prueba de la fortaleza y de la competitividad que esta tecnología ha alcanzado es que, sin haber superado todavía los efectos de la pandemia, en abril de este año se acaba de batir el récord mundial en el precio más bajo de venta de electricidad de origen fotovoltaico en un proyecto realizado en Arabia Saudí (0,0104 USD/kWh). La tecnología fotovoltaica a nivel global encara un futuro realmente optimista, donde está llamada a desempeñar un papel fundamental, tanto en el cumplimiento de los objetivos de mitigación del cambio climático como en la transición a la descarbonización de nuestro modelo energético.
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También en nuestro ámbito más cercano empieza a ser muy conocida y a estar presente en nuestras vidas, formando parte de nuestro entorno. Los módulos fotovoltaicos han empezado a colonizar nuestros tejados y casi todos tenemos algún conocido que acaba de instalar un sistema fotovoltaico de autoconsumo en su vivienda o empresa. De alguna forma, la tecnología fotovoltaica está, a través de la investigación, la proliferación de empresas y los numerosos puestos de trabajo directos e indirectos creados, devolviendo con creces el apoyo y las ayudas económicas que hace unos año se destinaron a su desarrollo.
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