Mis encuentros con José Torres
Químico de profesión, consultor de la OMS, presidente de la Fundación Anti-Sida España y estratega de vocación
José Luis Bimbela Pedrola
Sábado, 5 de septiembre 2020, 00:03
Mis encuentros con José Torres, químico de profesión y estratega de vocación se iniciaron en Barcelona. Yo no sabía que él era profesor en el ... prestigioso Instituto Químico de Sarriá (IQS) y consultor de la Organización Mundial de la Salud (OMS). Lo descubrí en un artículo de prensa en la que hablaba de Ibiza, del arroz con leche y de cómo sobrevivió en esa isla en esos años juveniles. También hablaba de los condones y de la prevención del sida. Me impactó su talante abierto y franco. Lo localicé y lo invité a visitarme en mi oficina en el distrito de Ciutat Vella, donde coordinaba un atrevido programa de prevención comunitaria del VIH/sida. En cuanto nos vimos, el flechazo fue inmediato. Ese mismo día comimos juntos en uno de esos bares con 'sabor de barrio' que tanto nos gustaban y empezamos a crear… proyectos, propuestas, materiales. Y así fue hasta los días previos a su muerte. Mis padres acaban de morir a causa del coronavirus; y su muerte, inesperadamente, ha traído a mi memoria otra muerte dolorosísima, la de José Torres, amigo, maestro y mentor.
Permítanme una breve historia para conocer la sabiduría de Torres. Tras cuatro años formando a sanitarios/as de toda España en 'Counselling (Habilidades de relación) con pacientes VIH/sida y familiares', el equipo de diez psicólogos y psicólogas que habíamos llevado a cabo estos talleres nos reunimos en Madrid con José, presidente en aquellos momentos de FASE (Fundación Anti-Sida España) y estratega del proyecto, a fin de hacer balance y síntesis de la experiencia; y poner punto final a ese apasionante periplo docente, que tanto había significado para todos los participantes, tanto a nivel profesional como a nivel personal. Ese día, José comentó, ante la sorpresa inicial y el entusiasmo posterior de los asistentes, que una de las tareas que él realizaba al finalizar los encuentros formativos (que solíamos celebrar de forma intensiva, encerrados en algún hotel, los fines de semana: viernes, sábado y domingo) era, ni más ni menos que preguntar al personal del hotel cómo los habíamos tratado nosotros, los docentes, los expertos en habilidades de relación, los que enseñaban a los sanitarios cómo preguntar, cómo escuchar, cómo empatizar con los pacientes y familiares. Nunca he olvidado esa lección.
Con José Torres empecé a entender los agujeros negros y algo de física cuántica. Con él y con sus enseñanzas estratégicas descubrí nuevos sentidos a palabras como 'bebé': fase en las que los proyectos implican una alta competencia (capacidad/calidad) y ofrecen, aún, un bajo rendimiento; 'estrella': fase en la que los rendimientos son altos y el nivel de competencia todavía se mantiene alto; 'vaca': aquella fase en la que siendo los rendimientos aún altos tienen ya un nivel de competencia (capacidad/calidad) bajo; y 'perro': cuando tanto los rendimientos como el nivel de competencia son bajos ¡Cuánto aprendimos juntos aplicando estos conceptos a situaciones aparentemente tan distintas como las relaciones de pareja o los proyectos de intervención frente al VIH/sida!
A José le debo dos regalos maravillosos: el libro de Goleman 'Inteligencia Emocional', años antes de que se convirtiera en gran éxito; y el libro de Cipolla 'Allegro ma non troppo' (famoso, luego, en las Escuelas de Negocios de medio mundo). Libros que marcaron, para bien, mi vida docente, salubrista y doméstica. Y que, como estamos viendo en tiempos de pandemia, siguen siendo de rabiosa actualidad.
Tres recomendaciones para este mes: La primera, el prólogo que escribió José para mi libro 'Gimnasia Emocional. Pasamos a la acción' (descarga gratuita y legal desde mi blog, Epígrafe Publicaciones: 'El Blog de Bimbela'); la segunda, el apasionante libro de Cipolla 'Allegro ma non troppo', fundamental para cualquier negociación; y la tercera, la canción 'Mediterráneo' de Serrat, la canción con la que despedí a José, la canción con la que hemos despedido a mis padres, la canción con la que me gustaría que me despidieran a mí.
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