Divorcio municipal de inconveniencia
la trepolina ·
Nadie lo pensaba hace unos meses, nadie lo creía hace unos días y nadie lo sabrá todo hasta dentro de un tiempo. Cantos rompe con Millán su «matrimonio de conveniencia»El infierno político también está empedrado de buenas intenciones. María Cantos, Miguel Castro y Paco Díaz llegaron a la política para mejorar Jaén, como ... casi todos los políticos, pero sin cultura de partido. Pertenecer a un colectivo, el que sea, te da y te quita. Es 'formar parte'. Te da fuerza, estructura, sinergias, como dijeron cuando ficharon por Ciudadanos en 2017, y te resta independencia. 'Collectivus', de 'con' y 'legere', recoger o decidir conjuntamente. Dejaron la cúpula de vecinal de OCO y la plataforma ciudadana Jaén Merece Más para intentar conseguir para la ciudad lo que llevaban años reclamando a los políticos, como si el único condicionante en Jaén fuera la falta de voluntad.
En 2019 lograron entrar en el Ayuntamiento, en gran medida gracias a la marca al alza de Cs. La noche electoral exhibieron una llaves con un lazo naranja y pusieron condiciones a quien quisiera entrar en la alcaldía. Al PP, su socio preferente tras enterrar Albert Rivera la regla de 2015 de apoyar la lista más votada (aquello de «ni rojos ni azules»), le exigió nada menos que la cabeza de su cabeza de cartel, Javier Márquez, esgrimiendo las quejas por sus tres años y medio de alcalde. Los mandamases azules consintieron, Jaén entró con Granada en el intercambio de cromos por la Diputación de Málaga. Pero el resto de la lista del PP vino a decir que Márquez no había matado a nadie y que nones.
¿Solución? Dos más dos, un 'ni pa ti ni pa mí'. Dos años de alcalde y dos años de alcaldesa (empezaría ahora Cantos). No, dijo el trío, dos años de alcaldesa y dos años de alcalde, por ese orden. Pero Márquez temió que le hicieran un 'luissalvador', como ha ocurrido en Graná, y que el 'dos más dos' fuera un 'cuatro a cero', ya que la llave seguía en el bolsillo naranja y, por tanto, podía cambiar de caballo a mitad de la carrera. ¿Le suena? Aparte de que era lógico empezar por Márquez para dar continuidad y acabar proyectos en puertas.
Cs y PP rompieron ramales, aparte de que su preferencia desde el inicio era por el PSOE de Julio Millán para visualizar el cambio, la nueva era, aunque hubo voces en contra, como la del número dos en la lista naranja, a favor de pactar con el PP, como dejó meridianamente claro en el célebre audio interno: «Sus ocho concejales van a ser una puta mierda. Gobernaríamos nosotros todo, y la gestión que se vería en la ciudad sería nuestra y como partido en las siguientes elecciones los matamos y los machacamos». Algo que como es lógico no gustó nada al PP y durante meses estuvieron a cara de perro, hasta el café de paz con el nuevo líder, Manuel Bonilla.
Con el PP cabreado por la doble afrenta, en guerra con la portavoz de Vox desde antes de entrar en la corporación (curiosamente, desde que Salud Anguita fue expulsada de Cs) y distanciados en lo ideológico de Adelante Jaén (Podemos e IU), los ediles de Cs y PSOE funcionaron como equipo, salvo algún roce menor, unidos por la hostilidad exterior y por el reto de gestionar la pandemia, pero dejando claro que era «un matrimonio de conveniencia».
Un antes y después
El punto de inflexión llegó en febrero pasado con el batacazo del Colce, proyecto que impulsó Cs desde Promoción Económica e hizo suyo todo el equipo de gobierno cuando le vio color. La cacicada de Carmen Calvo y el Gobierno hizo temblar el pacto de gobierno. La protesta, verbal y escrita, del alcalde frenó la rebelión a bordo de Cs, pero el daño estaba hecho, por la envergadura del Colce, las ilusiones y expectativas creadas y por la frustración.
El resto de razones aludidas el martes por Cantos para romper sonaron a meros aditamentos. Porque el engañabobos de la ITI es atribuible tanto al Gobierno como a la Junta, y las «injerencias» mencionadas es desconocer que las concejalías no son compartimentos estancos ni reinos de taifas, y que en todos los gobiernos, incluso de un solo color, hay roces. Aparte de que son el 14,8% de la corporación, en un ayuntamiento en ruina y con escaso margen de maniobra.
En cuanto a la visita de los ministros, la mayoría de vacío, como casi siempre, o casi: centro digital de Renfe en Linares, tren lanzadera a Córdoba para usar el corredor AVE o avances a nivel técnico que tienen lugar para la colección permanente de Museo Ibero. En todo caso, poco, y menos aún si se esperaban compensaciones al Colce. Aunque la hora de la verdad será en otoño, cuando elaboren, negro sobre blanco, los Presupuestos Generales del Estado para 2022, si es que hay.
Y al argumento de los indultos respondió su líder andaluz, Juan Marín: «Es una de las cosas más absurdas que he escuchado en esta legislatura», pues si lo local y regional tuviera en cuenta la política nacional «no habría gobernabilidad en este país».
Y hasta en el Colce no jugaron limpio unos y otros, como la propia Cantos se quejó, pues la candidatura jienense era la única respaldada por el Parlamento andaluz y la Junta (PP y Cs) apoyó también la de Córdoba, incluso en mayor grado en la escenificación, quizá porque intuía, o sabía, el resultado, o por amarrar que el proyecto se quedara en Andalucía.
Tres hipótesis
¿Entonces, por qué se salen los ediles de Cs, que no Cs, del gobierno municipal, rompen durante diez días la comunicación con el alcalde y no se sientan a arreglarlo? Según Cantos, porque ya no tenía arreglo, la situación era «insostenible» y el socio de gobierno ha incumplido su parte. «Es el PSOE el que rompe», dijo. Una variante pintoresca la ofreció el presidente del PP, para quien todo esto lo ha urdido el PSOE para gobernar con «la extrema izquierda», cuando resulta que no suman mayoría y ello supondría romper el pacto con la concejala de Cs que ha quedado y facilitar la moción de censura. Un trampantojo para consumo interno, que vislumbra el escaso apoyo ofrecerán a partir de ahora los 'populares' a un gobierno que ha quedado en minoría.
La segunda hipótesis sobre la ruptura, en la que cree a pie juntillas Ciudadanos, y también el PSOE, es que había una moción de censura – legítima, como todas – urdida por el PP y sobre todo Fran Hervías, uno de los constructores de Cs y ahora su liquidador desde un despacho en Génova, para de paso arrebatar una alcaldía capitalina al PSOE. Moción fallida por la resistencia de la edil María Orozco, frente a las presiones de todo tipo, incluida la retirada de la tenencia de alcalde para forzar su marcha, según dicen quienes defienden esta tesis. De ahí que María Cantos y Manuel Bonilla esgrimieran que no salían las cuentas y reconocieran que habían hablado de la moción, aunque de pasada y en «una reunión informal».
Y la tercera hipótesis la apuntó el alcalde al decir que los ediles preparan «un proyecto propio». Como reactivar el partido que fundaron en 2017 (Cantos dijo el martes que no descarta volver a presentarse) y quedar con las manos libres, forzando incluso su marcha de Cs expulsando anteayer a Orozco del grupo municipal, lo que aceleró la suspensión de militancia de los tres ediles.
El tiempo dirá. De momento, parecen haber hecho un mal negocio, para ellos y la ciudad. Ganan independencia pero pierden la capacidad que tanto ansiaban de mejorar Jaén desde el gobierno, con el apoyo por ejemplo de la Junta, y presentarse dentro de dos años a las elecciones con una hoja de servicios. Quedarán en el camino algunos proyectos y las energías e ilusiones que trajeron, y dejan un gobierno en minoría, inestable, en los coletazos de la crisis sanitaria, económica y social, en una ciudad y en un ayuntamiento en crisis perpetua.
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