Este fin de semana he estado en Madrid y me he encontrado con pobres de esos que se le escabullen al consejero de Educación y ... portavoz del Gobierno regional, Enrique Ossorio. Es raro porque suman un millón y medio de personas en la Comunidad de Madrid, un 24% más que antes de la pandemia, según el último informe Foessa de Cáritas sobre exclusión social y pobreza. Los que yo vi ponen cara al caso más extremo y desesperado de exclusión social: eran personas sin techo, y sin esperanza, buscando la sombra y tratando de combatir la ola de calor con cartones colocados a modo de sombrilla sobre sus cabezas. Se arracimaban por Montera y calles aledañas, añado el dato por si al consejero le interesa topárselos en algún momento.
Ossorio también justifica que una pareja que gana al año 143.652 euros «forma parte de una clase media que paga muchos impuestos, trabaja mucho y no recibe nada», y que, qué diantres, merece una beca educativa para que sus hijos puedan estudiar en un buen colegio privado. Tengo mis dudas, y lo digo completamente en serio, de si el consejero se ríe de los que somos clase media, o media baja, de verdad y en realidad no se cree sus propias palabras, o de si se cree lo que está soltando y ése es su listón para determinar las fronteras de aquella porción de la población que está que ni chicha ni limoná, vaya, que ni es rica ni es pobre.
Si realmente piensa lo que dice tenemos a un representante público con una desconexión clara de la realidad social de su territorio. Porque:
1) En Madrid hay pobres. De hecho, el informe Foessa detecta un aumento de la desigualdad entre los más pobres, que han visto reducidas sus rentas un 22%, que contrasta con el crecimiento del 18% de las rentas de las personas con mayores ingresos. «El colectivo más numeroso dentro del espacio de la exclusión social es el de los hogares en área urbana encabezados por personas de nacionalidad española», aporta el estudio. Sin embargo, si nos fijamos en el porcentaje de personas de un colectivo concreto afectadas por la exclusión social, vemos que hay hogares con mayor probabilidad de sufrir la exclusión social: los sustentados por mujeres, aquellos con dos o más miembros menores de edad, aquellos en que la sustentadora principal es de nacionalidad extranjera, los hogares monoparentales a cargo de mujeres.
2) La clase media española, entendida (al menos en las economías avanzadas) como una parte mayoritaria de la sociedad que comparte unos valores determinados, posee una relativa estabilidad financiera y una buena calidad de vida, no gana más de 143.000 euros anuales. Los ingresos de una persona en esta situación socioeconómica en España oscilan entre los 7.750 y los 39.000 euros con un promedio de 18.100 euros, según explica el economista Ricard Murillo Gili en un artículo sobre mercado laboral y demografía publicado por CaixaBank Research. Este gran abanico de ingresos se debe a la disparidad entre la renta que es necesaria en cada comunidad autónoma para ser considerado como clase media. «En el País Vasco, una persona con una renta entre 14.400 y 38.400 euros se considera clase media, mientras que en Andalucía lo es una con una renta entre 8.900 y 23.800 euros», pone como ejemplo.
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