El dañino 'edadismo'
Puerta Real ·
Arrinconar a los viejos, como algo inservible y molesto, considerarlos inútiles, aislarlos y en el colmo de la discriminación, facilitarles la salida hacia el más alláMaría Dolores Fernández Fígares
Granada
Miércoles, 6 de mayo 2020, 02:27
Ya dijeron los hermanos Cohen en una película que «no es país para viejos» y en esta columna me referiré a ese sentimiento que se ... va incrustando en estas sociedades sin alma y materialistas: arrinconar a los viejos, como algo inservible y molesto, considerarlos inútiles, aislarlos y en el colmo de la discriminación, facilitarles la salida hacia el más allá. Total, lo único que producen es gastos, con sus crónicas enfermedades, el cobro de sus pensiones, criterios propios de la sociedad mercantilista que nos oprime.
Nada que ver con el honroso puesto que las sociedades tradicionales dieron a sus ancianos, porque apreciaban la sabiduría que dan los años y las experiencias y se sentían protegidas por ellos.
Esta pandemia ha roto muchos tópicos y ha creado otros nuevos, entre ellos el de los ancianos sentenciados a muerte, casi desde el principio, cuando escaseaban los respiradores en algunos países, para aliviar la presión de las UCI, proponían que dejaran a los viejitos fuera, total, se iban a morir igual en poco tiempo, para qué emplear recursos en ellos.
Ya se están alzando voces que denuncian la discriminación por edad, que han bautizado como 'edadismo'. Por eso, cada vez que la tele nos ha mostrado a gente muy mayor, de 80, o 90 o más años saliendo de las UCI, con la señal de victoria, nos hemos alegrado mucho, porque triunfaban en su lucha contra el virus y contra la estulticia humana.
Y mientras trataba de aprenderme las instrucciones sobre el desescalamiento, me encontré con una nueva discriminación: los mayores no pueden ser deportistas, pues estos ya tienen su horario y si a algún mayor se le ocurre trotar un poco para desentumecer sus articulaciones, o pasear en bici, puede arriesgarse a que le pongan una multa por hacerlo en la hora de los deportistas o por hacerlo en la hora de los mayores.
En estas estaba cuando uno de mis amigos que es mayor y deportista me habla de esa nueva palabra: 'edadismo' y me informa de que la Cátedra Macrosad de Estudios Intergeneracionales, de la Universidad de Granada, ha constituido una comisión mixta que está estudiando este fenómeno que ya se está dando en bastantes países, (de esos que se creen algo).
El 'edadismo', como discriminación produce estragos entre las personas mayores: daña su autoestima, porque se sienten excluidos, con sus secuelas de depresiones, dificultades para conciliar el sueño, sin olvidar sus efectos en su salud física. La solución que plantean para este problema es ya conocida desde hace tiempo en los ámbitos científicos gerontológicos: el contacto intergeneracional no debe perderse. En una sociedad sana lo natural es que convivan las generaciones y se enriquezcan mutuamente, ofreciéndose lo mejor que pueden dar, tanto mayores como menores y no separarlos ni aislarlos. Muchas de las obras maestras de pensadores, artistas, poetas, escritores en general, fueron realizadas cuando pertenecían ya a esos 'grupos de riesgo' por edad, que convierte a los mayores de sesenta, o de setenta, o… en peligrosos y además inútiles.
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