Ni bulos ni censura
Editorial ·
Poner coto a las noticias falsas de las redes sociales no puede servir de excusa para restringir la libertad de informaciónDomingo, 19 de abril 2020, 00:44
La masiva proliferación a través de las redes de bulos en torno a la pandemia que causan alarma social y plantean recetas nocivas para la ... salud constituye un problema al que no pueden ser ajenos los Gobiernos ni las grandes multinacionales tecnológicas que facilitan su distribución. Poner coto a la basura disfrazada de información es una necesidad incuestionable. Cualquier regulación sobre la materia ha de eludir la tentación de ampararse en esas intoxicaciones como excusa para recortar la libertad de expresión consustancial a las sociedades democráticas y amordazar así a la Prensa. Y, sobre todo, las eventuales medidas con tal fin han de ser respetuosas con el marco constitucional y estar sometidas al control judicial.
Resulta insólito que el CIS incluya en una encuesta la posibilidad de restringir la libertad de información en España. Más aún que, al formular de forma torticera una pregunta en ese sentido orientando la respuesta, mezcle en el mismo saco las redes sociales y los medios de comunicación como propagadores de «bulos e informaciones engañosas y poco fundamentadas»; y plantee el control de las noticias sobre la Covid-19 mediante su limitación a los datos ofrecidos solo por «fuentes oficiales». La escasa credibilidad que mantiene el organismo por la partidista gestión de José Félix Tezanos queda en entredicho con iniciativas de esta índole.
La pandemia ha evidenciado, como pocas veces en las últimas décadas, la necesidad de una información contrastada, veraz, independiente y plural, que si siempre es esencial lo es mucho más en una coyuntura como la presente ante la avalancha de medidas verdades y mentiras completas que circulan por las redes sociales. Los medios desarrollan en ese ámbito una labor básica al servicio de la ciudadanía, amparados por la Constitución y sin más límites que los derivados de una recta interpretación de esta. La libertad de información, uno de los termómetros de una democracia, es un derecho fundamental que no puede ser recortado ni sometido a censura. Para tranquilidad de todos, el Gobierno debería aclarar cuanto antes que ese no es su propósito. En todo caso, no resulta un buen síntoma el injustificable cierre del Portal de Transparencia en pleno estado de alarma para ocultar así a quién compra el material sanitario, en cuya búsqueda tanta torpeza ha exhibido. Esa medida denota un extremo nerviosismo o que tiene algo que ocultar.
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