Ser buenos

Puerta Real ·

La bondad no existe, solo el buenismo, que es como una caricatura que hemos inventado para deslegitimar el bien. (...) Ojalá que los buenos no se cansen de serlo

Mª Dolores fernández fígares

Miércoles, 26 de mayo 2021, 00:24

Ahora que la pandemia parece debilitarse, especialmente entre nosotros (no es el caso de otros países como India o Brasil) empiezan a asomar síntomas de ... otras pandemias, menos letales, pero sí muy dañinas para las personas y la convivencia en general. No sé si se deben a virus psicológicos, si es que podemos llamar así a comportamientos que se generalizan, o marcos de referencia que se vuelven patológicos.

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Voy a ver si me puedo explicar con la claridad que me permite este reducido espacio. Todos nos quejamos de la falta de valores morales, que se encuentra en la base de muchas realidades que vemos asomar cada día. Esto nos hace pensar a los que somos veteranos que ahora pasan cosas que antes no pasaban, al menos en tanta cantidad: crímenes horrendos, explotación de menores, padres que matan a sus hijos para hacer daño a exparejas que decidieron librarse de sus ataques… para qué seguir. Ya saben por dónde voy.

Pues bien, junto a esa amoralidad reinante, se ha puesto de moda el uso de la palabra 'buenismo', para desacreditar a la gente sencillamente buena, es decir, que ayuda, que salva vidas, que sufre con el sufrimiento ajeno y hace lo que puede por paliarlo. En el mundo de las noticias falsas (fake news) y las lenguas desatadas en las redes sociales, en medio de esa oscuridad brillan los buenos ejemplos, las acciones de las buenas personas, que son mucho más numerosas que las perversas. Y hete aquí que, ante esas luminosas noticias suele destaparse la gente mala, molesta por las buenas obras, dispuesta a cargarse los efectos positivos que causa la bondad ajena, que te anima a imitarla. Y cómo lo hacen? Tienen varios sistemas: se burlan de los buenos, minimizando la dimensión moral de sus actos, o declaran que la noticia era un montaje, es decir, que no se había producido, una fake news, o recurren a la palabra de moda: buenismo, un palabro que ya figura en el diccionario de la RAE como «actitud de quien ante los conflictos rebaja su gravedad, cede con benevolencia o actúa con excesiva tolerancia». Definición confusa donde las haya y que me perdonen los académicos que la han elaborado, pero no explica la potente carga de mala leche que suelen gastar quienes la usan, siempre en sentido despectivo, aparte de que se podría aplicar a otras cosas que nada tienen que ver con el bien ni con el mal. La palabreja ha circulado estos días en los comentarios asquerosos que se han vertido a cuenta de los que han salvado vidas y han proporcionado consuelo en la costa de Ceuta.

El caso es que hemos llegado a un nivel de escepticismo nihilista que no dejamos lugar en nuestras vidas para reconocer y difundir las buenas acciones de los seres humanos. ¿Por qué fijarse en lo bueno, lo bello, lo justo, lo verdadero? Es más interesante y real la maldad, la fealdad, las mentiras, los engaños, parecen pensar. La bondad no existe, solo el buenismo, que es como una caricatura que hemos inventado para deslegitimar el bien.

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Ojalá que los buenos no se cansen de serlo. Y que cada vez sean más numerosos, más visibles, más respetados, más imitados que los que lo único que hacen es criticar, despreciar y sembrar el odio.

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