Convicción y propósito
Antonio Luis García
Viernes, 2 de agosto 2024, 23:00
Los amigos lectores que me conocen habrán observado que siempre procuro unos títulos originales para mis artículos, y que, además de ello, sean coherentes con ... el contenido de los mismos. Sin embargo, hoy el asunto no ha ocurrido así: el título lo he obtenido del contenido del magnífico editorial, publicado por IDEAL el pasado 15 de julio, con el título: 'El triunfo de los mejores'. Como habrán podido leer, la alusión a los mejores, hace referencia a los jugadores de la selección española de fútbol masculino. Son los mejores, no solo porque han ganado todos los partidos, sino porque también han jugado limpio y han sido un ejemplo de respeto y solidaridad. Comenta que, en la mente del seleccionador, De la Fuente, había una convicción, que todos los seleccionados fuesen excelentes futbolistas, buenas personas y un propósito, que no era ganar y ganar, sino ganar bien y merecidamente, con deportividad y buen comportamiento. Con estos extraordinarios ingredientes, se obtuvieron los mejores resultados: todos los partidos ganados y el mayor prestigio de una selección jamás soñado.
No conforme con ello, el editorial cita una serie de valores ejemplificantes y dignos de reseñar. Perseverancia vocacional: el verdadero éxito de todo buen profesional estriba en su vocación. Conocimiento compartido: no vedado, como ocurre en ciertos ambientes. Optimización de las capacidades individuales: meta esencial de desarrollo de toda persona normal, artista o futbolista. Respeto al adversario: lamentablemente desconocido por quienes nos gobiernan. Solidaridad interpersonal y de equipo: el compañerismo de toda la vida. Desdramatización del juego: por supuesto; pero sobre todo de la vida. Minimizar los errores y maximizar los aciertos. Alegría contagiosa entre jóvenes y veteranos: compartir, intercambiar, avanzar, etc. En definitiva, un modelo de conducta paradigmático.
Pero desgraciadamente, este interesantísimo hecho que acabamos de narrar, constituye la excepción que confirma la regla. Efectivamente, es en el deporte donde única y verdaderamente triunfan los mejores, los más competitivos y los más preparados. Puede haber pequeños engaños, trampillas o subterfugios en raras ocasiones, pero en la mayoría de los casos el juego es deportivo y limpio. Fundamentalmente porque las competiciones son públicas y con visibilidad total; eso sin hablar de las retransmisiones televisivas con todo lujo de detalles, donde pocas decisiones arbitrales ofrecen duda. Esa es una de las razones por las que el deporte, especialmente tenis, baloncesto, fútbol... gusta tanto; en unas sociedades tremendamente competitivas, la competición deportiva y limpia tiene mucho interés.
Retomando el asunto de la convicción, la RAE la define como: idea religiosa, ética o política, a la que se está fuertemente adherido o, dicho de otro modo, plenamente convencido. Las convicciones son también opiniones, pensamientos, puntos de vista de cada persona, de un grupo o colectivo importante. En el trasfondo de las convicciones subsisten las creencias religiosas, las ideologías y los pensamientos científicos o filosóficos más profundos. Estos las sustentan, pero tienen significados diferentes. En los países democráticos, las convicciones públicas acopian todo el acervo cultural y político de los Derechos Humanos y están recogidas en sus textos constitucionales. En el caso de España, nuestra Constitución de 1978 contiene detallada, exhaustiva y sabiamente todos los derechos y deberes de la ciudadanía y de las comunidades autónomas. En referencia al concepto de propósito, su definición es más concreta; hace referencia a un deseo, intención, meta u objetivo que se pretende alcanzar o conseguir. Los propósitos representan esperanzas o ilusiones, que nos ayudan a trabajar y vivir cada día. Nuestras vidas están llenas de convicciones y propósitos y tenemos el derecho y la necesidad de que se potencien y se respeten.
Reincidiendo en el editorial: el triunfo de los mejores, referido al buen hacer y al éxito de la selección española de fútbol, resulta altamente interesante. Sin embargo, salvo en el deporte, los mejores ni están, ni se les espera, como sería deseable y necesario. Hemos de aclarar que nos estamos refiriendo a la clase política en general, pero, muy particularmente, a los colaboradores, miembros y portavoces del Gobierno, contrapunto de la selección española. Si realizamos una brevísima evaluación sobre las actuaciones y proyectos realizados por el Gobierno de España, su calificación global y objetiva resultaría tremendamente negativa: a) No se ha diseñado, ni planificado nada, ni a medio, ni a largo plazo, todo ha sido improvisación; b) No se ha planteado ningún tipo de objetivo, por lo que se ha trabajado sin rumbo, ni meta; c) Tampoco ha habido un programa electoral a cumplir y lo poco que había, se ha incumplido totalmente, al hacer lo contrario de lo expuesto; d) Nada de metodología, ni estrategia para el desarrollo de programas o proyectos; e) Mucho menos comprobación de resultados y niveles de consecución; f) Lo más grave: ha desaparecido la separación de poderes. Conclusión: estamos gobernados, no por los mejores, ni tampoco por mediocres, sino por los peores.
¿Tienes una suscripción? Inicia sesión