Angela Merkel, acto final
Si supera los últimos obstáculos, dejará un legado impresionante, forjado con el duro trabajo de años
Domingo, 29 de noviembre 2020, 01:21
Angela Merkel no solo es la mujer más poderosa del mundo, también es una de las pocas líderes que se han preocupado de organizar bien ... su salida de la escena política. Después de pactar y presidir cuatro gobiernos de coalición, anunció con mucho tiempo, en octubre de 2018, que no sería la candidata de su partido en las elecciones de septiembre de 2021. Percibía que el tiempo de retirarse había llegado, ante las señales de un electorado crítico con su política hacia los refugiados, inspirada en la defensa de la dignidad humana. Designó no a una, sino a dos sucesoras. Su discípula Ursula von der Leyen se ha convertido en presidenta de la Comisión Europea, pero Anegrett Kramp-Karrenbauer, más conocida como AKK, fracasó en el intento de unir a la CDU y convertirse en la siguiente canciller alemana. Cuando muchos hablaban de Merkel como una dirigente amortizada, llegó la pandemia. La experimentada política ha dado lo mejor de sí misma en el combate contra el virus. Con su mentalidad de científica, se puso a trabajar con los mejores expertos y entendió antes que nadie la situación de peligro. Dio un paso más y se dirigió en una intervención televisiva poco común a su país, apelando a la responsabilidad y la unidad, ante lo que calificó como la situación más difícil desde la II Guerra Mundial. Fue capaz de combinar razón y emoción y recuperó niveles de popularidad máximos.
En Bruselas, Merkel lideró la creación del Fondo de Recuperación, convirtiéndolo en la señal política necesaria para la acción decidida del Banco Central Europeo. Durante los diez meses próximos, en los que sigue al timón de Alemania y de la Unión Europea, tiene varias tareas pendientes. Debe amortiguar el golpe del 'brexit', convenciendo a los nacionalistas ingleses en el poder que faciliten in extremis un acuerdo comercial de mínimos. Tiene la ventaja del apoyo completo del futuro presidente Joe Biden, un pro-irlandés admirador de la canciller. El segundo trabajo de la canciller es precisamente restaurar los puentes rotos de la relación transatlántica. Otro asunto en su lista es remover los obstáculos de última hora –los vetos de Polonia y Hungría– a la puesta en marcha de las ayudas europeas ante la crisis. Finalmente, se propone inclinar la balanza en la pugna entre posibles sucesores dentro de su partido, con el fin de frenar al menos europeísta y merkeliano, Friedrich Merz. Si consigue estas cuatro victorias en su acto final en la política, dejará un legado impresionante, forjado con el duro trabajo de muchos años y sin concesión alguna a la galería.
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