Menos besos
«Aquí no hay falso feminismo ni verdadero feminismo. Lo que hay es la dignidad de la persona y el convencimiento (o así debe ser) de que todos somos iguales nos podamos agarrar los genitales o no, meemos de pie o sentados»
Ha llegado un momento en el que ya no soporto ver las imágenes del presidente de la Real Federación Española de Fútbol, Luis Rubiales, plantándole ... un beso en la boca a la jugadora de la selección femenina de fútbol, Jenni Hermoso. Se han repetido tanto que me resultan repulsivas y cuando se emiten por televisión instintivamente aparto la mirada. Porque me producen vergüenza ajena, sonrojo, asco.
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El mismo asco que me produce ver a este hombre agarrarse los genitales en pleno palco junto a la reina, la infanta y otras autoridades. La misma vergüenza ajena que siento al ver cómo se echa al hombro a una jugadora de la selección en la celebración del título. Y el mismo sonrojo que me produjo ver su comparecencia ante la asamblea de la federación de fútbol en un acto que se asemejaba más a secuencias de 'Rebelión en la granja' de George Orwell que a un foro en el que debe primar la libertad y no el adocenamiento de muchos.
Pero lo que más violencia interior me genera cuando veo el piquito que Rubiales da a Hermoso no es el pico en sí, sino la secuencia posterior cuando la jugadora se va y él se balancea y gesticula de satisfacción trasladando una imagen del macho satisfecho que se impone a la hembra. Por todo ello creo que Rubiales debe desaparecer de la escena pública porque un personaje así no nos puede representar. Un energúmeno tan zafio, chulo y grosero como este que se toca los cojones en un palco de autoridades, incapaz de frenar su instinto de macho no puede representar a nadie, ni siquiera a sí mismo si tuviera un mínimo de dignidad, así que mucho menos a todo un país.
Dicho lo anterior no sé yo si el pico que forzó a la jugadora de fútbol fue una agresión sexual o no, pero no creo que eso sea lo definitivo. En nuestro simplismo tenemos la tendencia a pensar que una agresión sexual es algo así como una violación, o casi, a una mujer. En todo este lamentable episodio lo vital es el abuso de poder, el sentirse por encima de los demás. Aquí no hay falso feminismo ni verdadero feminismo. Lo que hay es la dignidad de la persona y el convencimiento (o así debe ser) de que todos somos iguales nos podamos agarrar los huevos o no, meemos de pie o sentados. Iguales. Todos.
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Y eso Rubiales, y muchos de los que abandonaron por un momento la caverna para ir a la asamblea de la RFEF y aplaudir al jefe de la manada, no lo entiende. Para mí no es cuestión de feminismo sino de dignidad y de igualdad y de tratar a todos de la misma manera. Porque ser feminista no es lavar los platos en casa o poner la lavadora ser feminista es ser persona y entender que nadie es diferente a nadie.
Porque además, lo del beso en la boca está fuera de lugar en nuestra manera de ser y en nuestras relaciones sociales. Es decir que a Rubiales no se le ocurriría dar un pico a un futbolista que gana un campeonato o se echaría a un jugador cual saco de patatas al hombro. Se agarraría los genitales, eso sí, pero no daría un pico a nadie. Su zafiedad no le llevaría tan lejos. Porque en nuestro comportamiento social no somos de dar besos en la boca, los damos en la cara, dos además, y debería ser hora de dejar de hacerlo porque eso para mí se acerca también a una agresión.
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Me explico. Yo dejo los dos besos para mi familia, mis amigos y la gente con la que tengo confianza y quiero. Nunca he entendido porqué cuando te presentan a un hombre se le estrecha la mano y cuando se trata de una mujer se le dan dos besos. Yo, por lo general, doy la mano a unos y a otras. Otra cosa es que diéramos dos besos a hombres y mujeres sin distinción que, dicho sea de paso, me parecería igual de mal porque creo que ese acercamiento a un desconocido que no sabes si tiene halitosis, olor rancio a sudor o cualquier virus no se debe producir.
De cualquier manera creo que Rubiales se ha descalificado y 'asesinado socialmente' por méritos propios e insisto está incapacitado para representar a este país salvo en las páginas de Orwell. Ahora bien, respecto al pico robado y no consentido, yo me pregunto si se habría reaccionado de la misma manera si, por ejemplo, en la entrega de trofeos del Mutua Open de Madrid, Isabel Díaz Ayuso felicitara a Rafa Nadal, Carlos Alcaraz o Novak Djokovic sujetándolos con las dos manos la cabeza y plantándoles un pico. Ahí dejo la pregunta. Yo no lo tengo claro.
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