Entre el analfabetismo y la mala fe
La ignorancia es atrevida. No puedo remediar que este refrán me venga al pensamiento cuando pienso en el actual presidente de Perú, Pedro Castillo
Manuel Martín Montero
Lunes, 27 de septiembre 2021, 00:16
Comienzo argumentando la ignorancia que destilaba el discurso de investidura del dirigente político, puesto que nos quiere hacer creer que en aquellas tierras reinaba la ... paz y el amor a la llegada de los españoles. Evidentemente, es una falacia. No hay más que repasar los libros de historia y una extensa documentación para saber que esto no fue así.
Sin embargo, este tipo de líderes actúa al igual que determinados nacionalistas que reescriben la historia a su antojo, cuando lo que hacen no es más que manipularla y crear 'historietas' baratas, a las que algunos por desconocimiento –y con ansias de creer– terminan rindiéndose a sus pies.
Pedro Castillo habla de «tres siglos de explotación, cuando pertenecía a la Corona española».
En primer lugar, habría que describir el escenario con el que se encuentran los españoles cuando llegan a América. En este punto hay que recordar que aunque años atrás el imperio de los incas estuvo en fase expansiva, en víspera de la conquista se hallaba sumida en crisis y en una guerra intestina entre Atahualpa y Huáscar, hijos del último emperador.
Los españoles liberaron a muchas de las personas que vivían allí de la violencia. ¿Acaso niega Castillo que uno de los principales 'divertimentos' que existía era atar a víctimas a un palo y que unos jinetes les arrancaran el cuerpo a trozos y los devoraran delante de hombres, mujeres y niños para perpetuar estas prácticas? Quizá haya olvidado el actual presidente que los sacrificios jamás fueron desterrados de la civilización inca y que cuando una persona de alta alcurnia moría eran sacrificados en su honor al menos mil personas de manera cruel. En cuanto a los castigos y penas, para no seguir abundando en el horror, recordaré que eran terribles.
El presidente de Perú también ha obviado la existencia de clases sociales, la esclavitud y la explotación, así como la falta de disposición de las tierras comunales que labraban, mientras que los españoles dictaron leyes para que los indígenas tuvieran una plena propiedad sobre ellas y, por tanto, pudieran hacerse valer de una posición económica y social.
Durante estos días, en los que tantos están opinando sobre quiénes son los culpables de la ruina de Perú, me viene a la mente la figura de José Antonio Navala Huachaca (1784-1833), un campesino indígena realista que luchó por la causa monárquica. Lideró en nombre de la Corona española la rebelión de la comunidad campesina e indígena contra los líderes independentistas por los abusos cometidos por éstos.
Volviendo a la etapa actual, estoy indignado con el atrevimiento infinito del representante del partido político Perú Libre al invitar al jefe del Estado español a su casa e insultarle en la misma. Durante el acto de investidura de Castillo se lanzó al estrellato, consiguiendo miles de titulares en todo el mundo al arremeter contra España con mensajes como que los indígenas vivían en armonía «hasta que llegaron los hombres de Castilla, que con ayuda de múltiples felipillos y aprovechando un momento de caos y desunión, lograron conquistar al estado que hasta ese momento dominaba gran parte de los Andes centrales».
La utilización de la palabra felipillo, en referencia al nombre del intérprete indio que acompañó a Francisco Pizarro y a Diego de Almagro durante la conquista de Perú y Chile, pero también como descalificativo al monarca español, estuvo realmente estudiada y fue de especial mal gusto. A pesar de que quiera pasar por un campesino, también se le presumía –antes de todo esto– cierto saber estar como anterior maestro y actual Jefe de Estado.
En el otro extremo, la educación y el saber estar de Felipe VI, quien tuvo que hacer un grandísimo esfuerzo en mantener la compostura en esta incómoda situación.
Prefiero pensar que todo esto no se debe a un profundo resentimiento, sino a desconocimiento y marketing, porque si no me decantaría por la mala fe de Castillo y sus asesores. Las ansias de notoriedad son evidentes, intentando captar una cuota de populismo por la que tendrá que pelear durante todo su mandato, por sus ajustados y cuestionables resultados electorales.
La pena es que los votantes de Pedro Castillo se creerán sus mentiras y, como siempre, mientras que echemos la culpa a otros de los pecados propios cometidos antes, durante y después del paso de los españoles por Hispanoamérica, los corruptos seguirán campando por aquellas maravillosas tierras a sus anchas.
En conclusión, creo que la Corona española, con sus luces y sus sombras, que evidentemente las hay y hay que contextualizarlas históricamente, tuvo un papel generoso con los indígenas, en contraposición con el escenario que plantean partidos 'libertadores' como el de Castillo.
Y finalmente, le pregunto al actual presidente de Perú: ¿Y qué habéis conseguido vosotros en tres años? Para contestar, me permito utilizar las palabras escritas por el propio Antonio Huachaca y que cobran actualidad siglos después: «…¿Qué se ha obtenido de vosotros durante… vuestro poder? La tiranía, el desconsuelo y la ruina en un Reino que fue tan generoso. ¿Qué habitante, sea rico o pobre, no se queja hoy?...».
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