Almuerzo
Puerta Purchena ·
«Así fue cómo me enteré de la reciente desaparición de un cantaor almeriense: Juan Gómez, imprescindible en cualquier evento del cante en Almería»El almuerzo es tenido por todo el mundo como la comida principal del día. Ya se sabe aquello de desayunar como un rey, almorzar como ... un príncipe y cenar como un mendigo. Y, suponiendo que los príncipes coman mejor que los reyes, yo sigo ese consejo, aunque también hay quien disiente del adagio en lo que se refiere a la cena. El caso es que hoy voy a hablarle de un almuerzo, pero no de un almuerzo cualquiera.
Al mismo acudimos media docena de personas, convocadas previamente por el que podríamos llamar 'el anfitrión': mi primo Enrique, natural de Almería y residente Cornellá (Barcelona). Devoto ejemplar de la Virgen del Mar, suele acudir a su romería y disfrutar de lo lindo en Torregarcía. Pero este año no ha podido ser. Y es que una indisposición inoportuna de Joaquina, su mujer, ya aconsejaba no arriesgar. Por si fuera poco, él mismo tuvo un percance inusitado -no había yo presenciado ninguno suyo anteriormente-, lo que ya obligó a pasar la mañana del domingo en casa.
Comprenderá usted que, aunque ambas indisposiciones apuntaban a recuperaciones rápidas, algunos teníamos interés por verificar el buen estado de ambos. Así que el martes nos reunimos las seis personas en torno a una mesa en el conocido restaurante El Cuartel (excelente comida casera). Empezando por los propios regidores del establecimiento –que asistieron con preocupación a la incidencia que afectó a Enrique el sábado-, todos celebramos la recuperación, brindando al final con cava. Y puedo asegurar que aquel no fue un almuerzo cualquiera. Tomás y Edelmira –su mujer-, Enrique, Joaquina y un servidor, coincidimos con un personaje singular. Y es que el conjunto de la media docena de comensales lo completó Alejandro, experto flamencólogo con el que tuve breve pero intensa charla mientras degustábamos unos deliciosos fideos con pintarroja. Y así fue cómo me enteré de la reciente desaparición de un cantaor almeriense: Juan Gómez, imprescindible en cualquier evento del cante en Almería.
Fácilmente se veía que, entre los reunidos, había notables diferencias en cuanto a andanzas por este mundo. Pero ello no fue ningún obstáculo para que la cordialidad se extendiera generosa entre la concurrencia. Finalmente, por más que le insistimos a Enrique para que pronunciara unas palabras, él se negó en redondo. Fue el momento en que Alejandro, levantando su copa, hizo un brindis muy del momento. Tengo que añadir que fue un encuentro muy grato y que deseo repetirlo más veces. Ojalá la ocasión no se retrase. Será una tontería, pero a mí este tipo de encuentros me gusta. Quizás porque forman parte de lo más cotidiano. Y son los episodios cotidianos los que más sentido dan a la vida. Porque, cuando nos complicamos con proyectos pretenciosos, muchas veces nos queda el poso de la decepción. Y es que todos perseguimos la felicidad, sin darnos cuenta de que el verdadero bienestar reside en compartir con amigos momentos intrascendentes. Aunque alguien piense que me conformo con poco.
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