La Alhambra y el arte contemporáneo
Si no la han visto aún, suban volando y disfrútenla. A la exposición 'Sobre la Alhambra y el arte contemporáneo', me refiero. Son 100 piezas ... artísticas «de gran variedad tanto estilística como formal, que tienen como elemento común su inspiración en la Alhambra y el Generalife», señala la información oficial.
Un recorrido por 150 años de arte (más o menos) contemporáneo que se realiza a través de dibujos, grabados, libros, fotografías, manuscritos, carteles, partituras y películas —ahí está nuestro Val del Omar—, pero sobre todo pinturas. Encastrada en diferentes espacios del Palacio de Carlos V, el arte contemporáneo se habla de tú a tú con el continente de piedra renacentista que, a su vez, se tutea con los palacios nazaríes de origen medieval. ¡Un espectáculo!
Me gustan la geométrica repetición de patrones sugerida por los azulejos clásicos, así como la maravillosa pieza azul de Soledad Sevilla que evoca las columnas del Patio de los Leones y, a la vez, se asemeja a la estética cuántica de Matrix. Los Guerrero, sobre todo el de los arcos que parecen reflejarse en el agua, y la Sierra Nevada tendente a la abstracción de Sorolla. El 'gamberrismo' desenfadado y felizmente irreverente de Guillermo Pérez Villalta y todo lo que tiene que ver con los viajeros que, cautivados por la Alhambra, dejaron huella artística de su paso por Granada.
Hay que dar la enhorabuena al Patronato de la Alhambra y al comisario de la exposición, Eduardo Quesada, por hacerla posible. Dicen los entendidos que hay lagunas, ausencias destacables. Lo ignoro, pero todo lo que hay me parece extraordinario.
¡Y está en la Alhambra, con lo que eso supone! Hay una sala expositiva que se asoma directamente al Patio de los Arrayanes. Al verlo a través de un cristal, los turistas haciéndose fotos parecen parte de una 'performance'. Contemplarla al natural, en vivo y en directo, justo después de haber visto diferentes reproducciones artísticas realizadas a lo largo de los últimos 150 años, le confiere a la experiencia un plus de ensoñación entre lo mitológico y lo legendario.
¡Y la exposición está en la Alhambra, con lo que eso supone! Me repito, sí. Pero no: aunque siempre es un placer pasear por el entorno de sus bosques, exposiciones como esta sirven de inmejorable excusa para volver a subir a ese milagro nazarí que no se termina nunca.
Al salir de la exposición me asomé a la tienda de la Alhambra, por si tenían catálogo de la exposición. A simple vista no lo encontré. Tampoco pregunté. Leo en la web del Patronato, sin embargo, que la exposición «se complementa con un libro monográfico que reproduce todas las obras expuestas junto a otras que van en la misma línea temática». ¡Qué despiste el mío! ¡Cachis! Pues nada, habrá que sacrificarse y volver a subir. Y de paso, asomarse de nuevo a la muestra, que es gratis. ¡Ahí es nada!
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