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Voluntarios en Valencia. EFE
Donde agitan las palabras

Íntegros y miserables

Desde el punto de vista moral, no han faltado héroes, referentes de nobles causas, testigos de la bondad que encierra la naturaleza humana.

ALFREDO YBARRA

JAÉN

Martes, 19 de noviembre 2024, 23:12

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Desde hace unos días, como cualquiera que observe con mediana consciencia nuestra actualidad más inmediata, y especialmente me refiero a la dana, con Valencia como ... referente, siento muy viva esa vieja paradoja que anida en el ser humano donde coinciden las cuestiones más grandes y las de más baja estofa. En la naturaleza humana esencialmente compleja tienen cabida todas las contradicciones. Egoísta y generoso a la vez, cruel y compasivo, capaz de los mayores heroísmos y de las mayores vilezas, estas dos caras de luz y de sombra que tiene el hombre son la manifestación más clara de que no es puro animal instintivo, sino espíritu personificado en continua inquietud y desasosiego. Ya Sófocles dejó plasmada en El canto coral de Antígona la extrañeza ante lo admirable y terrible de nuestra condición. Recordemos cómo el poder autodestructor del hombre ha alcanzado proporciones insospechadas por ejemplo con las bombas atómicas de Hiroshima y Nagasaki, o las difícilmente superables cotas de cinismo y crueldad contra el ser humano en Auschwitz. Junto a esa depravación se alza la vibración radiante que nos recuerda los grandes logros sociales, jurídicos, (como la Declaración Universal de los Derechos humanos), científicos, tecnológicos,… que han permitido un salto cualitativo en la calidad e integridad de la vida de buena parte de la humanidad. Desde el punto de vista moral, no han faltado héroes, referentes de nobles causas, testigos de la bondad que encierra la naturaleza humana.

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