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Pedro Sánchez, durante su intervención de este martes en el Senado. Efe
Sánchez afirma que la derecha y el independentismo se retroalimentan

Sánchez afirma que la derecha y el independentismo se retroalimentan

El líder del PSOE polariza la campaña entre «dos modelos» de España, la que «avanza» y la que «retrocede»

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Martes, 19 de febrero 2019, 17:55

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Pedro Sánchez está convencido de que la derecha y el independentismo catalán son dos bandos enfrentados que se retroalimentan. Mientras el PSOE, según su fotografía, se sitúa en el medio, en el espacio de «la convivencia».

El presidente del Gobierno participó en su última sesión de control en el Senado de esta legislatura y se despidió como ha sido la tónica en sus ocho meses de mandato, con un duelo sobre el proceso independentista en Cataluña, esta vez con el senador de Esquerra Joaquim Ayats. «Ustedes -dijo en alusión a los soberanistas- quieren la independencia, y estos señores -dirigiéndose a los bancos del PP- la recentralización». El mensaje de uno fortalece los argumentos del otro. Pero, subrayó Sánchez, «hay alternativas, la política no es cara o cruz», hay un espacio para el diálogo y la negociación. Un territorio que atribuyó, como no podía ser de otra manera, a su partido.

El Gobierno está convencido de que en el mundo soberanista se han impuesto los partidarios del «cuanto peor, mejor», y esa postura impide el diálogo y alimenta la confrontación. Un escenario que, a juicio de los socialistas, es agua bendita para el PP y Ciudadanos. El líder del PSOE incidió este martes en ese análisis, y reprochó a los secesionistas que ansíen una victoria de los populares el 28 de abril con el cálculo de que rentabilizarán más adelante en términos electorales su previsible política intransigente y ensancharán la base social de independentismo, por ahora estancada en el 47% de los votos. Por ese camino, señaló el líder socialista, Esquerra puede acabar «devorada por el tigre del independentismo» y despojada de las señas de identidad ideológicas de un partido de izquierda centenario. Algo que, a su entender, ya le ha ocurrido al PDeCAT.

Sánchez intentó así hurgar en la división que reina en el mundo soberanista catalán, solo compactado de momento por el temor a ser tachado de traidor si se adoptan posturas dialogantes y por la situación de los líderes procesados y el consiguiente juicio en el Supremo. Los socialistas están convencidos de que si la fractura sale de la trastienda y pisa la calle, los días del proceso soberanista estarán contados.

Luz y oscuridad

Pero antes de medirse en el Senado con Esquerra, y también con el portavoz del PP, Ignacio Cosidó, el líder socialista asistió a la presentación de la precampaña de su partido, un acto al que asistió casi todo el Gobierno (13 de 17 ministros) y numerosos dirigentes. Allí, en un moderno espacio multiusos cercano a una estación ferroviaria sin trenes, insistió en que el 28 de abril los ciudadanos tendrán que optar entre «dos modelos de país», el de la España «que avanza» y el de la «que retrocede»; entre la España «luminosa» y la España «en blanco y negro». El PSOE, por supuesto, es el paradigma del avance y la luz, según Sánchez, que deja para «las derechas» el retroceso y lo sombrío.

Sánchez, sin embargo, enseguida dejó el tono 'naif' para bajar a la arena política cotidiana y arremetió de nuevo contra «el cordón sanitario» que, a su entender, pretenden establecer PP y Ciudadanos sobre el PSOE. La decisión del partido de Albert Rivera de cerrar la puerta a los acuerdos postelectorales escoció a los socialistas. Sobre todo porque es una fórmula que tiene muchos defensores en el partido y porque a la luz de lo que apuntan las encuestas puede ser viable para gobernar. El problema, dicen en la Moncloa, es que Rivera ha echado un órdago y ha apostado todo por superar a Pablo Casado, y ser él quien entre en la Moncloa si la alianza de sus partidos y Vox consigue la mayoría.

El líder del PSOE ratificó que en su caso no cierra la puerta a nadie. Un mensaje que ya lanzó el lunes por la noche en una entrevista en TVE, en la que no se cerró a tener apoyos de los independentistas catalanes ni de Podemos, Ciudadanos o el PP. «Ningún cordón sanitario va a resistir la voluntad mayoritaria de este país», aseguró Sánchez en un acto caracterizado por el tono festivo, música de los setenta y corazones por doquier.

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