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Jueves, 20 de septiembre 2018, 21:12
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La ministra de Defensa, Margarita Robles, ha acordado remitir a los mandos correspondientes de cinco militares en situación de reserva la orden de iniciar un expediente disciplinario por firmar un manifiesto el pasado julio que ensalzaba la figura del dictador Francisco Franco. Ahora serán los mandos quienes resuelvan el expediente, según fuentes ministeriales. En total fueron 177 militares ya retirados los que hicieron pública una declaración «de respeto y desagravio» en la que defendían la figura de Franco como «soldado de España» y su legado. De ellos, cinco estaban en situación de reserva.
El manifiesto señalaba que estos militares «de todas las graduaciones en situación de retiro y por tanto con pleno derecho de libertad de expresión» –la Ley no se lo permitiría de continuar en servicio activo–, han decidido dar un paso al frente ante los «permanentes ataques a la persona del general Franco» por parte de «la izquierda política y todos sus medios afines», que «han desatado una campaña sin medida y difícilmente comprensible, salvo por su empeño visceral de revancha para borrar medio siglo de nuestra Historia», reza el texto, «mediante el intento final de hacer desaparecer definitivamente al principal artífice de que esa Historia no desapareciera».
Los generales, jefes y oficiales –aunque figura también un sargento primero– decían expresarse «amparados» en las Reales Ordenanzas para las Fuerzas Armadas, como «herederos y depositarios de la tradición militar española», que les insta a homenajear «a los héroes que la forjaron» como «deber de gratitud».
Los 29 generales, un almirante, 105 coroneles, 15 tenientes coroneles, 12 comandantes, dos capitanes, 11 capitanes de navío, un capitán de fragata y un sargento primero se apoyaban en la hoja de servicios de Franco como eje de la defensa de su legado. Por ello recomiendan a los «empeñados en descalificar de forma absoluta y sin paliativos la conducta de un militar ejemplar» su «lectura sosegada y objetiva» para comprobar «cómo siempre solicitó los puestos de mayor riesgo y fatiga, disciplinado, subordinado y siempre preocupado por los soldados a sus órdenes».
Recordaban en su declaración que, a la llegada de la II República, «independientemente de cómo se proclamara, fue leal, cerró por mandato la Academia General Militar» que estaba a su cargo «y a las órdenes del Gobierno de la República dirigió la acción militar que sofocó la sublevación de Asturias en 1934».
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