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Pablo Iglesias, vicepresidente segundo del Gobierno EFE

De las «niñas prostituidas» a la «criminalización de los varones»

El debate sobre la protección de niñas explotadas sexualmente en centros tutelados de Baleares deriva en acusaciones contra el feminismo en el Congreso

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Miércoles, 19 de febrero 2020, 11:50

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Hasta el Congreso de los Diputados de Madrid ha llegado el caso de la agresión sexual a una niña de 13 años residente de un centro de residencial de protección de Mallorca, denuncia que dio pie a una acusación general de prostitución por parte de estas niñas, y que está siendo investigada por la Fiscalía. Esta mañana el epicentro del debate no ha sido el socorro y protección de estas víctimas, violentada la primera de ellas en Nochebuena en un piso particular, sino la gestión de estos centros de menores, señalados por la oposición como «negligente». Ayer, el Parlamento balear había acordado constituir un «grupo de expertos» pero no abrir una comisión de investigación propia, gracias a los votos contrarios de PSOE y Podemos. En esa negativa se centró el debate con fogonazos contra el feminismo y los abusos sexuales de la Iglesia.

Más allá de los pulsos retóricos y acusaciones políticas vacuas, no se dirimió ninguna medida para mejorar la situación de los menores explotados sexualmente, vivan o no en centros de la Administración por su condición de «especial vulnerabilidad». Pablo Iglesias, vicepresidente y ministro de Asuntos Sociales, pidió que no se abriera un debate con el caso de las «niñas prostituidas». Mal comienzo: olvidaba el vicepresidente que a los menores no se les prostituye porque «siempre son víctimas de explotación sexual, y nunca se puede decir que se prostituyen, ni a la fuerza ni por propia voluntad», comenta una fuente vinculada a los centros de menores. Después de acusar a la oposición de «descojonarse en la Cámara» con el caso, Iglesias dijo que «hay que intervenir» «contra todas las violencias», tanto en la familia como en el «seno de la Iglesia católica», argumento que retomó más adelante.

Para el PP y Vox la sospecha de que una red explota a todas las menores que residen en centros abiertos de protección sirvió para cargar contra el feminismo «que no representa a todas», y pidió investigar a los responsables protegidos «por ser de izquierdas». «No hay pancarta que tape tanto silencio», mantuvo Margarita Prohens, del PP. En la réplica Iglesias calificó de «triste» la actitud cuando se habla de las «niñas prostituidas». Incorrecto término que repitió cinco veces durante sus turnos de palabra.

A continuación, la diputada de Vox Mireia Borrás utilizó este caso de agresión sexual y posible trata de seres humanos para condenar la «criminalización de los varones» mientras se permiten «los abusos sistemáticos de los menores de Mallorca». Acusó que «literalmente» algunos de esos menores habían sido «arrancados de sus familias, que no querían perder su custodia». «No le importan las mujeres ni los menores» por «vetar» la investigación, dijo. Iglesias replicó «con afecto» que no se trata de todos los varones, sino de los «malnacidos que prostituyen a esas niñas». Es «repugnante» sacar «rédito político» de «niñas violadas». De esta manera, el caso de la agresión sexual que cubrió con un manto de sospecha a las menores tuteladas por la Administración balear terminó en un cruce de acusaciones sobre feminismo, sin soluciones ni propuestas.

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